Por: Alejandra Cueto
En días recientes muchas de las manifestaciones en contra del gasolinazo han logrado reunir, fuera de los arribistas de siempre, a un mayor número de ciudadanos y ciudadanas que incluso por primera vez participan en este tipo de actos y lo hacen porque buscan una verdadera solución.
El descontento va en aumento y ¿hasta cuándo alguien entenderá? Mientras las acciones de repudio son evidentes en las calles, en redes sociales, en cualquier medio de expresión, quienes en sus manos tienen la posibilidad de responder siguen actuando de acuerdo a intereses electorales.
El presidente de la República preguntando abiertamente qué hubiéramos hecho nosotros, cuando sabe muy bien qué le responderíamos. Primero los salarios elevados de varios representantes populares y funcionarios de primer nivel, que si las condiciones del país fueran otras y fueran percepciones justas (que no lo son en la mayoría de los casos) no serían el punto número uno en la controversia.
Entonces, hablando sólo de nuestro estado, aparecen los anuncios y las reflexiones de muchos acerca de bajarse o no sus sueldos, por un lado, un presidente municipal de Corregidora, Mauricio Kuri, anunciando que como medida de austeridad y para poder tener más recursos en su gobierno, se bajará el sueldo en un 10 por ciento, monto que destinará a obra pública y social. Por otro lado, los diputados federales del PRI Braulio Guerra y Hugo Cabrera muy dispuestos a “analizar” si disminuyen o no sus percepciones.
En otro frente, un Marcos Aguilar en la capital calificando estas declaraciones como palabras de personas que tienen claramente fines electorales, puesto que reducciones así, como un 10%, no representan un ahorro real comparados con acciones más contundentes de transparencia y un correcto manejo de los recursos públicos.
¿Populismo o empatía? Por supuesto que a los legisladores priístas es a quienes les queda peor querer apenas discutir si se reducen sus dietas, cuando por otro lado han aceptado prerrogativas que no transparentan, compensaciones, aguinaldos, bonos navideños (que dijeron no existían, y luego siempre sí) y por poco y bonos de gasolina que ya estaban presupuestados para este año, pero que al parecer en eso sí hubo marcha atrás. A cambio de esas percepciones ¿cuáles han sido sus resultados? ¿han cumplido con su función? ¿Cuál es su postura del IEPS? Apenas ayer el PRI nacional anunció su propuesta de partido de reducir el número de diputados plurinominales, un análisis que va más allá de calificar si estos representantes logran o no un equilibrio en la representación, pues más bien cuántos de los legisladores de mayoría y «pluris» realmente trabajan…
Luego, la declaración de Aguilar Vega en el sentido de que cuánta diferencia puede representar que alguien como él (óigase Kuri) se baje diez mil pesos si multiplicados por doce, 120 mil pesos al año no hacen diferencia. Y sí, realmente lo ideal sería: primero, que cada funcionario desquite lo que pagan, y segundo, que los salarios en el país fueran justos para todos y todas de acuerdo a su actividad, pero esa al menos hoy es una utopía. Entonces que diga que no servirá de nada parece que pone el dedo en la llaga, pues muchos ciudadanos y ciudadanas se sienten en estado de indefensión, más aún, porque otra de sus respuestas fue que la solución al gasolinazo está en manos de la bancada del PRI en el Congreso Federal, o sea… si ellos: gobernadores, presidentes municipales, y legisladores, que «ostentan el poder» no pueden hacer algo a favor de la ciudadanía… ¿?
Algunos actores políticos han decidido ampararse contra el IEPS, y por lo pronto en la Ciudad de México están analizando interponer un recurso debido a la variación de precios del combustible en las regiones, que no dudo que alguna de estas acciones tenga un fin populista, pero cuántos tienen el valor de pasar del discurso a hechos tangibles…