Libros de ayer y hoy
Aparta la amistad de la persona que, si te ve en riesgo, te abandona.
Félix María de Samaniego, escritor español.
En momentos de grave crisis económica, es una locura el atacar la inversión extranjera en México. La inversión es sinónimo de empleo, bienestar y desarrollo. Sin embargo, la ignorancia de muchos legisladores que engrosan la mayoría de Morena, la inseguridad y un sistema jurídico endeble, convierten a los inversores en prudentes.
España, es el segundo inversionista foráneo en México, lo que representó el año pasado el 12.1% de la inversión extranjera directa con más de 4 mil millones de dólares. Estados Unidos, tiene el 36.8%, Canadá 9.7% y después Alemania con el 9.2% e Italia con 4.5%. Los españoles generan un millón de empleos.
Nuestro país capta alrededor de 33 mil millones de dólares de IED e iba creciendo. Sin embargo, este año la tendencia será mucho menor. Motivada por la pandemia de Covid y las ansias de los morenistas de imponer condiciones adversas a las empresas asentadas en el país.
La embajada de España en México, que encabeza Juan López-Dóriga Pérez, ve áreas de incertidumbre, en particular el sector energético, luego que el gobierno pospuso las licitaciones. Iberdrola, canceló una inversión de 1,200 millones de dólares para una central de ciclo combinado, por desacuerdos con la Comisión Federal de electricidad, que encabeza Manuel Bartlett.
La relación se ha deteriorado, especialmente por las declaraciones públicas del mismo presidente Andrés Manuel López Obrador, en contra de empresas españolas a las que acusó de saqueo del país. Incluso acusó directamente a Iberdrola, pero antes se había inclinado a cuestionar a Repsol y OHL, al decir que hicieron “jugosos negocios” con gobierno anteriores.
Pero, ¿porque observamos ahora la inversión española? Pues porque tiene el ojo en la lupa sobre nuestro país. En el país trabajan más de 6,500 empresas españolas que le están apostando a nuestra economía.
Sin embargo, este año no ha sido como se esperaba. De acuerdo a encuestas realizadas por la Cámara Española de Comercio en México, sólo 1 de cada 3 empresas ibéricas asentadas en el áis, están dispuestas a renovar sus votos de confianza en el país y estiman que no van incrementar su inversión. Esto debido a la pesada carga que les deja la pandemia del COVID-19, que daño las finanzas al 90 por ciento de esas compañías en el país; aunque el 70% de esas compañías mantienen íntegramente su plantilla laboral. El 60% mantiene a sus empleados trabajando desde casa.
Los empresarios españoles ven que el gobierno mexicano no es solidario con las empresas asentadas en el país. Tras declarar la emergencia sanitaria por el coronavirus, ha rechazado sistemáticamente paquetes fiscales de apoyo directo a las empresas, como curre en otros países donde la mayoría de las micro, pequeñas y medianas empresas reciben créditos, pausas en el pago de impuestos o incluso recursos a fondo perdido.
La mayoría de las empresas en el país han exigido “certidumbre” en el sector energía, donde la titular Rocío Nalhe, se niega sistemáticamente a respetar las reglas del juego firmadas con el Estado Mexicano, de inversionistas en petróleo, gas y electricidad.
Iberdrola, frenó sus inversiones en el país después de que la Secretaría de Energía decidiera subir el precio del servicio de transmisión a las empresas privadas. Por ese motivo Iberdrola acudió a los Tribunales con una de las más afectadas. Además, el mismo Presidente Andrés Manuel López Obrador acusó a la compañía de monopolio en la producción privada de energía eléctrica.
Por si fuera poco, el gobierno endureció las condiciones de operación de las plantas de energía limpias, como las solares y eólicas, como parte de su estrategia de mantener como monopólica a la Comisión Federal de Electricidad, una empresa gubernamental que ha demostrado su total ineficiencia, manejada bajo altos índices de corrupción.
En ese panorama no están las empresas españolas únicamente, sino todas las que había decidido apostarle a México y ahora, sus gobernantes cambiaron las reglas del juego.
PODEROSOS CABALLEROS
LÓPEZ GATELL
“Ya no puedo con Gatell, tiene unas cifras que no sé de dónde saca”, así se quejó el 16 de julio el gobernador de Tabasco, Adán López, del vocero de la pandemia, Hugo López Gatell. Ante esta diferencia con un gobernador que le tiene afecto el Presidente López Obrador, en menos de una semana tomó un avió y se fue a Villahermosa. Días antes estuvo en Tuxtla Gutiérrez, donde se reunión con el gobernador chiapaneco Rutilio Escandón, a quien le pidió apoyo para hablar con Adán. Al final ambos gobernantes son cuñados. Así, el viernes se reunieron Gatell y Adán. Dijo el vocero que no fue a hacer política sino “a salvar vidas” (se pregunta: ¿su vida política?). Pero, con sus dones de adivino, dijo que en marzo se terminará la pandemia en Tabasco. ¡Qué falta de seriedad! Hugo le hace mucho daño a AMLO.
INEGI
Esto son datos que podría ser aterradores. De acuerdo al INEGI, el impacto económico del Covid-19 se refleja en el número de empresas severamente afectadas. Casi el 60% instrumentaron paros técnicos o cierres temporales como medida de prevención, mientras que 40.4% trabajan normalmente. Por prioridad económica, las empresas consideradas como esenciales y que llevaron a cabo paros técnicos o cierres temporales de 21 días o más, registraron 41.4% y las no esenciales 50.5 por ciento. El 93.2% de las empresas sufrió alguna afectación económica, de 1,873,564 empresas, sólo el 7.8% obtuvo algún tipo de apoyo, mientras que el resto, 92.2%, no recibió ayuda de ninguna índole. El sector productivo, materialmente está paralizado.
RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA
GENERAL MOTORS
La armadora de automóviles General Motors, que preside en México Francisco Garza, convirtió parte de sus instalaciones en Toluca, en una fábrica de cubrebocas de nivel uno, como medida elemental para disminuir los contagios por Covid-19. En un proceso semiautomático, con altos niveles de calidad. Ante la demanda de materia prima en el mundo, lograron obtener los implementos. Llegarán a los 4.3 millones de mascarillas que donarán a instituciones de salud de CDMX, Edomex, San Luis Potosí, Guanajuato y Coahuila. También producen mascarillas N95, que frenan el 95 por ciento de las micropartículas con lo que se evita el paso del coronavirus. Esas instalaciones se mantendrán hasta que sean necesarias. No es un negocio para General Motors; es parte de su responsabilidad social.
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