Libros de ayer y hoy
La realidad de AMLO
José Luis Camacho Acevedo
México no está preparado para enfrentar dos graves crisis, la del Coronavirus ni la económica que implica la caída de los precios del petróleo.
En el país la amenaza del contagio de Coronavirus es creciente.
Lo es en todo el mundo.
En Estados Unidos el gobierno está comprando hoteles para convertirlos en hospitales en donde pueda aislar y atender a los contagiados.
El sector financiero del gobierno ya ha tomado parte del fondo de estabilización para tratar de controlar, sin conseguir nada importante, la crisis del petróleo que se lleva en cascada al peso que pierde frente al dólar y a la Bolsa de Valores que inició ayer con una caída severa.
El día de la Mujer y el 9M fueron expresiones históricas de protesta contra la inseguridad que se vive en el país.
Los feminicidios y la agresión que sufren las diversas maneras de ataques las mujeres mexicanas, se convirtieron en una bandera social que representa a todos los que en el país vivimos con un temor diario de ser el siguiente número de la estadística de las víctimas de la inseguridad.
El efecto político de las conferencias mañaneras se está perdiendo gravemente.
La caída de la aceptación popular del presidente, que ya tiene a la idea de la revocación de mandato en un empate técnico, es la impronta del sentimiento de una sociedad que se siente traicionada por las promesas no cumplidas.
Se anuncian inversiones públicas que son poco viables.
Están entrampados, por muy pesadas razones que van de lo económico hasta lo ecológico, los proyectos del Tren Maya, el de Dos Bocas y la construcción del aeropuerto de Santa Cecilia.
Los francotiradores de la 4T están en momento de fuerza.
La realidad les está dando la razón en sus críticas que, hasta hace tres meses, venían siendo de hígado químicamente puro.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador está obligado a replantear, con una visión de estado acorde al momento que se vive mundialmente, sus proyectos de impulso a la economía y sus políticas asistenciales que ya no le generan los índices de aceptación con los que navegó los primeros ocho meses de gestión.
El país ciertamente no está totalmente a la deriva.
Pero las expectativas de revertir el crítico momento que se vive son inciertas, las que se ven, y hay otros ámbitos como la inseguridad y la transformación de las políticas asistenciales, en las que de plano no se ve la luz al final del túnel.
El presidente debe entender que la realidad le exige cambios.
Cambios de nombres y de estrategias.
EN TIEMPO REAL.
1.- Entre los empresarios de mayor peso en el país, corre la versión de que FEMSA, con sus cabezas financieras como el Diablo Fernández, y política como Roberto Campa, están muy cercanos a las definiciones de candidaturas que, de llegar a conseguir su registro como partido, en su momento postulara el partido de Elba Esther Gordillo.
2.- Mucha aceptación tuvieron en SDPnoticias.com las columnas de Verónica Malo, Liz Flores y Mar Morales que apoyaron la causa del movimiento 9M. Fueron textos que explicaron una solidaridad que no se quedó en las líneas, sino que trascendieron hasta llegar a ser parte de los móviles originales de la expresión femenil contra la violencia de género.
3.- La tragicomedia del “espionaje” a los panistas en el senado trae muertos de risa a los legisladores de las otras fracciones de ese cuerpo legislativo. Los cables y los micrófonos que presentó Mauricio Kuri como pruebas del espionaje, pusieron de manifiesta que en esa materia el blanquiazul vive en la época de los años 40 del siglo pasado. Estando en la era digital, donde los satélites sirven a las tecnologías de espionaje que no dejan huella, son los que deberían buscar, si es que sospechan de que los estén espiando ( aún cuando el actual PAN tiene muy poco que espiarle) los rebasados políticos de la derecha.