Opinión|José Luis Camacho Acevedo

Ello era una clara referencia de la defenestrada funcionaria al hecho de que regresaría al instituto para investigar la corrupción que tiene la UNAM, (claramente Irma Eréndira le dijo al presidente que “el rector Enrique Graue Wiechers se la habría prestado y que ahora la rescata para la academia).

La ex funcionaria, que se caracterizó por su ineficiencia y su favoritismo al analizar sonados casos de corrupción, que estuvo metida en líos políticos orquestando inclementes ataques en contra de Félix Salgado Macedonio por haberle ganado la candidatura al gobierno de Guerrero a su hermano Pablo Amílcar, y en componendas administrativas como la exoneración de Manuel Barttlet, siente que le irá mejor en la UNAM que dentro del gobierno de la 4T.

La pregunta que se hacen en todos los rincones independientes del cacicazgo que Grau ejerce sin piedad en la UNAM es la siguiente: ¿Qué les debe el rector a Irma Eréndira y a al vitriólico de John M. Ackerman, quien en fechas recientes ha publicado textos en los que enjuicia y aplasta a la 4T, para darles tan sobredimensionada protección?

Recientemente en la Gaceta Universitaria más reciente se anuncia (ver página 19) que Ackerman tendrá mayor espacio en la barra de TV UNAM.

Más espacios, mejores sueldos y prestaciones en la Máxima Casa de Estudios para Irma Eréndira y para su pareja Ackerman.

Nuevas temporadas de Diálogos para la Democracia del rockstar John Ackerman, que seguramente serán un espacio contrario y crítico para los proyectos de AMLO.

En la UNAM se está gestando un interesante movimiento que busca una alternativa ciudadana para enfrentar al que sería el candidato presidencial de MORENA en el 2024.

Y uno de los principales opositores a ese proyecto es el grupo del rector Graue quien apuesta abiertamente a la candidatura de la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum.

Después de varios sexenios, la UNAM está nuevamente en la disputa por la grande.