Libros de ayer y hoy
Por Bryan LeBarón
Hace unos días vimos el ángulo más bizarro de la política mexicana.
Y es que todos los partidos se vuelven ovejas y se enamoran del país y de los mexicanos, siempre y cuando en el horizonte exista una boleta electoral.
No es para menos, no se les da poco dinero, son sumas realmente fuertes que se van a fondo perdido, o en serio ¿alguien cree en las cuentas alegres que entregan a los órganos fiscalizadores?
Pero bueno, las luchas entre hermanos son cruentas y dejan que la sangre llegue al río, provocando que nadie realmente tome en serio estas puestas en escena.
Llámese Michoacán o Guerrero, Sinaloa, Tlaxcala, o por ser la cara más visible, en todos los lugares el candidato perdedor se dice robado, se dice defraudado, y a la organización política a la que entregaban toda su confianza y su fe, ahora se convertía en la institución secuestrada y rapaz, indigna de la que la democracia moderna, de la cual habría que avergonzarse.
Antes amigos, ahora se convertían en la representación del caudillo victimado, del luchador incomprendido y del asaltado en despoblado. Ésta debe ser la primera llamada de alerta, no importa el candidato, realmente todos están abocados en defender sus intereses políticos personales.
No huele nada bien este escenario que plantea MORENA, no hay una claridad de principios, ni de ética. Creo que los actores políticos deberían ser hombres con todo el respaldo social, intachables en su trayectoria y dignos de ostentar cualquier responsabilidad, sin embargo, ese aspecto ha quedado en segundo plano, totalmente rebasado por las ansias del poder.
No vi en todo el proceso de Morena, una sólo garantía de que los candidatos que llegaran no tuvieran nexos con el crimen organizado. En lugar de poner a las encuestas como método de selección, porque no mejor poner sobre la mesa la claridad de trayectorias.
Todos los candidatos, todos, deberían ser filtrados por las autoridades. Desde el regidor del municipio más escondido hasta el Presidente de la República, pasando por el Congreso y las alcaldías, no debería existir un candidato señalado por complicidades criminales.
Lo decimos porque en Guerrero la vinculación de autoridades con el crimen organizado nos tiene incompletos como sociedad, nos faltan 43 muchachos, y fue por la bajeza de un Presidente municipal que se sentía amenazado y usó el recurso de la fuerza bruta, para no permitir intervenciones en su territorio.
¿Qué tal Michoacán?, donde hace algunos años un diputado electo fue descubierto en conversaciones francas con delincuentes, pues utilizó el poder de las instituciones, entró a la Cámara de Diputados y tomó protesta, esto sin duda fue una burla para el país y los más de 100 millones de mexicanos que padecemos la violencia.
O hablamos de Sinaloa, el lugar dominado claramente por un cártel que ha logrado doblar las manos al Presidente, esa tierra también debería merecer otras suertes, algo más rígido para elegir a sus representantes.
No señalo ni culpo a ningún candidato actual, pero sí hay un error fundamental en los métodos de selección, la encuesta puede ser el instrumento ciego, más peligroso para elegir candidatos. ¿O quien le diría al señor narco del pueblo que no?, el que regala despensas y su popularidad sube, a costa de la dignidad de una comunidad.
El narco paga y gana elecciones, pone candidatos, y cuando llegan al poder, son autoridades omisas en el mejor de los casos, cómplices en el más terrorífico.
O seamos realistas, si los tres partidos antagónicos se unieron por enfrentar a López Obrador, dejando en el olvido cualquier lucha de principios, en serio ¿serían capaces de negar el acceso a un criminal que les garantice una victoria? Jamás.
Mientras los partidos como Morena se piensen liberales por usar la encuesta para elegir candidatos, nos están llevando a todos al sometimiento mayoritario de la fuerza. Mientras los otros partidos piensan más en sobrevivir que en el bienestar de su gente, estamos condenados a desaparecer con ellos.
Encuesten sí, a gente investigada, sin macha algina en su trayectoria, no aspiran a cualquier cargo, no se confundan, de ellos dependerá, en la mayor parte de los casos, si somos capaces de dar esperanza y futuro a nuestros hijos.