Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
Por Bryan LeBarón
Hay un tema al que, sin duda, tienen miedo de entrarle los candidatos en México, y es el de la seguridad. Hablamos de que, en dos estados muy importantes para el país, se están desarrollando precampañas, que, si bien es cierto que en este momento, sólo es hablarle a los militantes, ninguno ha dado señales de que les importe entrar a este problema que aqueja a todos los mexicanos.
Dos estados están en disputa. Dos entidades que han tenido serios problemas de inseguridad. Uno es el Estado de México, un sitio que es dramáticamente famoso por tener un alto índice de feminicidios y desaparición de personas; el otro es Coahuila, lugar donde la opacidad parece reinar.
Hay muchas evidencias de que las cosas no van bien en aquellas entidades. De acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), el Estado de México ha ocupado los primeros lugares en los delitos de feminicidio, trata de personas, extorsión y lesiones contra mujeres.
Para ejemplificar, al término de 2022, en el Estado de México de enero a octubre de 2022, se perpetraron 344 asesinatos violentos de mujeres, de los cuales únicamente 120 se investigaron como feminicidio. En Coahuila, durante este 2022, dentro del periodo de enero a noviembre, se registraron en todo Coahuila, 21 feminicidios
Debemos mencionar el estudio “Desaparición de Mujeres Adolescentes, Niñas y Niños, en el Estado de México y su vínculo con la Explotación Sexual o la Trata de Personas con ese u otros fines” presentado por la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) y la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas (CNB), en 2021 desaparecieron al día 13 menores de edad, quienes fueron víctimas de delitos como feminicidio, secuestro con fines comerciales y de explotación sexual.
Podríamos hacer un listado enorme de delitos, y lo más grave es que con cada una de estas cifras existe una familia rota, hay mucho dolor y demuestra una incapacidad de los gobiernos de hacer frente a estos problemas.
Recientemente hubo una discusión muy encendida sobre la reforma electoral, donde en el centro de la discusión, sólo había decisiones políticas. El debate era “si se dañaba al INE”, “si se reducían presupuestos”, “si se eliminaban los plurinominales” etc. Parecía que sólo importaba abordar el tema en cuestiones de “administración”.
Hubiera celebrado que en esa reforma se estableciera la obligatoriedad de que ningún partido postulara a candidatos con lazos con el crimen organizado, o que se presentaran proyectos de gobierno que, de forma efectiva, combatieran la violencia y el crimen. Pero al parecer, en tiempos electorales, estos temas son muy incómodos, y mejor se esconden debajo de lonas y panfletos promocionales.