Libros de ayer y hoy
Hace algunos años, el entonces Distrito Federal era la ciudad más peligrosa de México, pero con la llegada de los gobiernos perredistas, la situación comenzó a cambiar.
Durante su administración, AMLO tuvo a tres secretarios de seguridad: Leonel Godoy de 2000 a 2002, Marcelo Ebrard de 2002 a 2004 y Joel Ortega, que entró en 2004 y se mantuvo hasta el final del sexenio.
La tasa de homicidios dolosos por cada cien mil habitantes disminuyó de 9.01 -el primer año de su gobierno- hasta 7.77 en 2005, cuando dejó el cargo.
Los indicadores de este delito también muestran una tendencia a la baja durante el gobierno de López Obrador. En 2001 se presentaron 1.65 secuestros por cada 100 mil habitantes, mientras que para 2005 la tasa se redujo a 1.15 secuestros.
Aunque los homicidios dolosos y los secuestros tuvieron una tendencia a la baja con López Obrador como jefe de Gobierno de la capital, no pasó lo mismo con las extorsiones. En 2001, el primer año del tabasqueño en el cargo, se registraron 2.27 casos de extorsión por cada 100 mil habitantes. Cuatro años después, esa tasa llegó a 5.22 casos.
Sin embargo, con la llegada de Miguel Ángel Mancera al gobierno de la CDMX, la violencia comenzó a aumentar. Al respecto, hace dos años, la revista Proceso publicaba lo siguiente:
“La delincuencia organizada se ha consolidado en la Ciudad de México durante el gobierno de Miguel Ángel Mancera. Aunque la capital de la República está lejos de ser asiento de alguna organización del narcotráfico, prácticamente ninguna de las 16 delegaciones políticas escapa de la presencia de los cárteles del narcotráfico que operan en el país, gracias a grupos locales como el llamado Cártel de Tláhuac”.
Hecho que jamás quiso reconocer Mancera, ni sus funcionarios: pues tras la aparición de mantas atribuidas al Cártel Jalisco Nueva Generación en Periférico Sur, en febrero de 2008, el jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera señaló que la delegación Tláhuac es el único punto en la capital donde el gobierno federal ha detectado problemas de narcomenudeo.
Cosa que era totalmente falsa como después se supo.
Ahora que se activo el pánico social debido al secuestro de Norberto Ronquillo, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum tuvo que tomar medidas radicales, que parecen ser certeras a llegada de Omar García Harfuch a la Policía de Investigación (PDI) de la Procuraduría General de Justicia capitalina.
Quien llego muy activo con cambios que consideró necesarios, tales como movimientos de reestructuración al interior de la dependencia. Fiscales y mandos dentro de la Policía de Investigación fueron separados.
De acuerdo con autoridades del organismo capitalino, los primeros fiscales separados de sus cargos son el titular de la unidad antisecuestros y el de la unidad encargada de Delitos Cometidos por Servidores Públicos.
Asimismo, en lugar de Arturo Baca Rivera, llega a la Fuerza Antisecuestros, Cesar Oliveros, quien fue Fiscal de Delitos de Alto Impacto de Tabasco.
En tanto, el director de la PDI en esa misma área, Luis Felipe Valdéz Valdéz, será sustituido por un elemento llegado de las Fuerzas Federales.
No cabe duda que el reto es enorme, pero Claudia esta demostrando ser una política que escucha y actúa con rapidez.