Líneas Quadratín
Como director de una agencia de noticias es frecuente contar con información de sucesos relevantes antes de que esta se haga del conocimiento público. En ocasiones, este privilegio puede convertirse en una oportuna ventaja informativa con el potencial de ganar mayor audiencia, particularmente en el mundo digital en el que vivimos.
El día de hoy se presentó un evento de esta naturaleza. Previo a su divulgación en distintos medios, la red informativa de Quadratín tuvo acceso al material videográfico en donde se capta el momento en donde un niño acciona un arma de fuego en contra de sus compañeros de clase y acto seguido comete suicidio.
Cuando recibí el video ya estaba enterado de la noticia, pero al verlo no pude evitar sentir un gran impacto. Me atreví a reproducirlo porque en muchas ocasiones las imágenes son alejadas o posteriores al evento, incluso poco claras. Pero este no fue el caso. El video provenía de una cámara instalada en el salón de clases cuya nitidez permitía ver con todo detalle la secuencia de eventos de este trágico suceso. Por la crudeza de las imágenes debo confesar que tuve que suspender su reproducción la primera vez. «No puede ser», pensé. ¿Cómo puede un niño ser capaz de semejante acto?, ¿Qué daño puede haber experimentado este pequeño para tener el odio de reflejarlo así? Pocas cosas me han sorprendido en la vida como las imágenes que se presentan en ese video. Sentí una tristeza, agobio y nostalgia que aún mientras escribo no puedo extraer de mi mente.
De inmediato se generó la polémica entre los directores de las distintas agencias de Quadratín en el país. ¿Debíamos publicar el video?, ¿Es conveniente, legal, ético? Distintos criterios se manifestaron. Periodísticamente, solo sería cuestión de tiempo para que otros medios lo hicieran público capitalizando la posible viralización del material en redes. Pero sin desconocer esta perspectiva nos preguntamos: ¿es el de informar nuestro único compromiso con la sociedad? Sin duda alguna es el cotidiano, somos una agencia de noticias. Pero definitivamente no es el único, y en este caso en particular, definitivamente no el más importante.
Hace algún tiempo nuestra agencia decidió no publicar noticias referentes a suicidios. Dejamos de hacerlo porque aún cuando sabemos que existe un gran interés social por conocer sobre estas tragedias, el publicarlas de alguna forma puede fomentarlas entre aquellas personas que sufren graves casos de depresión. Con esta decisión, Quadratín sacrificó conscientemente una mayor audiencia anteponiendo sus principios éticos en servicio de un sector vulnerable en nuestra población.
En el triste suceso acontecido en Monterrey, nuestra agencia nuevamente actuó de manera congruente. Cumplimos con el deber de informar sobre los lamentables hechos acontecidos en el norte de nuestro país, pero nos abstuvimos de obtener un beneficio en audiencia que seguramente habría sido alimentado por el morbo al publicar el video.
Lo que sucedió en Monterrey fue un hecho trágico que requiere de un profundo análisis para evitar que se repita en un futuro. Pero difundir las terribles imágenes de lo acontecido nada aporta en este sentido. Al contrario, solo profundiza un sentimiento desmoralizante con el riesgo adicional de fomentar acciones similares en el futuro. Ganar una mayor audiencia es parte importante de nuestra labor como comunicadores, pero no a cualquier costo. No haciendo uso de material que refleja una de las realidades más tristes que enfrentamos como seres humanos.