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QUERÉTARO, Qro., 9 de enero de 2025.- El presidente venezolano Nicolás Maduro, quien iniciará este 10 de enero su tercer mandato en medio de un clima de tensión política y económica, ha vuelto a acaparar titulares internacionales con decisiones que refuerzan su imagen autoritaria y polémica.
En un acto reciente, Maduro declaró personas non gratas a los expresidentes mexicanos Vicente Fox y Felipe Calderón, una medida que refleja su tendencia a confrontar a quienes cuestionan su gobierno.
La designación de Fox y Calderón como personas non gratas, sin fundamento claro más allá de sus críticas hacia el régimen venezolano, se suma a una larga lista de decisiones similares que Maduro ha tomado en contra de figuras internacionales. Desde periodistas hasta políticos, cualquiera que se atreva a cuestionar las prácticas del régimen es rápidamente señalado como enemigo del Estado.
“Venezuela no permitirá la injerencia de imperialistas ni de sus títeres”, afirmó Maduro durante su discurso, utilizando el lenguaje beligerante que lo ha caracterizado. Esta postura ha sido criticada por gobiernos y organismos internacionales que señalan la falta de tolerancia del régimen hacia las opiniones disidentes.
Maduro ha utilizado estos gestos como una herramienta para consolidar su narrativa de resistencia frente a supuestos complots externos, desviando la atención de las críticas internas sobre la grave crisis económica, la represión política y las constantes denuncias de violaciones a los derechos humanos en Venezuela.
La declaración ocurre en un contexto marcado por las acusaciones de fraude en las elecciones que lo llevaron a su tercer mandato. La oposición venezolana y observadores internacionales han denunciado irregularidades, pero el régimen sigue adelante con el apoyo de sus aliados internacionales, como Rusia, China e Irán.
La designación de personas non gratas parece formar parte de una estrategia más amplia de Maduro para aislar a Venezuela de críticas externas, consolidar su poder y perpetuar una narrativa de victimización frente a actores internacionales. Sin embargo, para muchos analistas, estas medidas son un reflejo del creciente aislamiento y la pérdida de legitimidad del régimen en el escenario global.
Mientras Maduro se prepara para iniciar su tercer mandato, Venezuela enfrenta un futuro incierto, marcado por la profundización de la crisis política y económica, y el endurecimiento de un régimen que parece cada vez más dispuesto a silenciar cualquier voz crítica, dentro o fuera del país.