Itinerario Político
QUEŔETARO, Qro. a 27 de Julio de 2016.- Es un cine hipster de Ciudad de México. Son las diez de la mañana y está cerrado al público. Afuera, el sol aplasta la calle; dentro reina una agradable penumbra. Ahí aguarda Natalia Lafourcade. Sentada, maquillada, tranquila. Lista para la entrevista.
Durante la conversación, como en sus canciones, es directa, pero no permite el azar. Le gusta pensar las respuestas y, si la pregunta lleva peligro, juguetea con el silencio y luego, mirando al infinito, contesta como quien deja caer un collar de perlas,
La artista mexicana, de 32 años, es consciente de que vive su momento de gloria. Su último disco, Hasta la raíz, ha barrido en Latinoamérica y elevado a esta mujer menuda y de sonrisa fácil al universo de las estrellas. Hay quien ve en ella el relevo de Julieta Venegas.
Otros van más allá y la idolatran como una compositora total, la explosiva simbiosis entre el pasado y el presente de México. Pero, entre tanto aplauso, también corre la especie de que Lafourcade ya no es Lafourcade. Que la princesa indie de antaño, la musa precoz y rebelde, ha entrado en otra dimensión, publica El País.
Más información AQUÍ