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MAZATLÁN, Sin., 11 de septiembre 2016.- Paula María no se cansó de luchar. Sin embargo, su estado físico no soportó el daño irreversible que ya le habían causado la pobreza y la ignorancia.
El paro cardiaco que sufrió de madrugada sólo terminó la agonía que lentamente consumaban esos dos Jinetes del Apocalipsis. Desde que nació, lo tuvo todo en contra. La mamá murió durante su alumbramiento, y desde ese momento la miseria fue la cuna que jamás se apartó de su vida.
La realidad de Paula María es un escenario rodeado de pobreza extrema. La casa en la que vivía, apenas de tablas de madera y lonas, fue el único hogar que tuvo junto a su padre y su hermano Jesús, de 12 años.
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