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ARGENTINA, 6 de mayo 2017.- Esposada y con chaleco antibalas. Así apareció la monja japonesa Kosaka Kumiko en su traslado a los tribunales argentinos. La religiosa está acusada de encubrir a los sacerdotes que, durante años, abusaron sexualmente de los niños sordos que tenían a su cuidado en el Instituto Provolo de Mendoza, en Argentina. Informa AP.
“Soy inocente. No sabía de los abusos. Soy una persona buena que he entregado mi vida a Dios”, ha asegurado la monja en su declaración testimonial. Para la Justicia hay prueba suficiente que compromete a la religiosa y, por ello, fue rechazado el pedido de prisión domiciliaria.
El abogado defensor de las víctimas explicó cuáles son las tres casos por los que quedó imputada Kumiko: “La denuncia de una joven de 17 años, que declaró que fue abusada cuando tenía 5 años y que Kumiko le colocó un pañal para detener la hemorragia que le había generado tras la violación.»
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