Líneas Quadratín
De clasemedieros e inescrupulosos
La primera regla para estimar la inteligencia de un gobernante es observar a los hombres que tiene alrededor suyo: Nicolás Maquiavelo
Personas que nos consideramos de clase media estamos sorprendidas por la reacción del presidente de la República ante los resultados electorales adversos a sus ambiciones de lograr la mayoría calificada en la Cámara de Diputados en los pasados comicios.
Pese a sus deseos de desaparecer al árbitro electoral para lograr una elección a modo de sus aspiraciones, tuvo que aceptar jugar dentro de las reglas de la democracia para poder concretar el proyecto de nación que soñó.
Pero, parafraseando su dicho favorito: el pueblo -incluida la clase media- no se equivoca, el resultado electoral alcanzado en la Cámara de Diputados, le indica que para que prosperen sus iniciativas de reformas constitucionales en el Congreso tendrá que negociar sus propuestas con otras fuerzas políticas.
Más allá de la satisfacción por los triunfos de Morena en 11 estados -aunque los refiera con cierta sorna y su sonrisa de satisfacción características-, más bien se le ve enojado, ha centrado su discurso en atacar a quienes él interpreta le han limitado el poder absoluto, a quienes votaron por la oposición en 9 de las 16 delegaciones de la capital del país.
Dirigió su rencor al poniente de la Ciudad de México, les dio identidad a sus adversarios de ser «el sector más aspiracionista de la clase media, que lo que quiere es ser como los de arriba, sin escrúpulos».
A la hora de la verdad, qué falta de escrúpulos tiene mayores consecuencias: la acción de una persona que pudiera estar al margen de la bondad o licitud o las acciones de un presidente de la Repúbica que no duda en aliarse con el PVEM, considerado un mercader o con su satanizado PRI, todo sea por sacar adelante sus iniciativas.
Para aprobar cambios a la Constitución se requiere del voto de 333 diputados federales y 85 senadores, en la 65 Legislatura que se instalará en septiembre próximo Morena y sus aliados sólo tendrán 279 diputados y 76 senadores.
El presidente de a República está muy nervioso porque sus reformas para convertirse en ley necesitarán de la mayoría calificada del Congreso de la Unión y de los congresos estatales.
Ya anunció que con criterios de austeridad, mayor seguridad y autosufucuencia, enviará al Congreso sus reformas: la eléctrica para dar el control -54% a la CFE- del mercado; del INE para limpiarlo de malos funcionarios que garanticen una verdadera democracia; para que la Guardia Nacional pase al mando de la Defensa Nacional y otras para desaparecer las diputaciones y senadurías plurinominales.
Veamos cómo se reacomoda el gobierno de la 4T a los nuevos equilibrios como resultado de la elección, ya que muchas de estas iniciativas se sumarán al clima político de confrontación por las presiones sucesorias iniciadas ya en Morena, implícitas en el debate por quien resulte responsable del accidente de la Línea-12 del Metro.
Es momento de que el Jefe del Ejecutivo aplique todo lo aprendido sobre el arte de gobernar para mejorar la vida de los ciudadanos sean afines o adversarios, quizá debería actualizar su discurso porque nadie quiere ser pobre y padecer insuficiencias.
Es necesario que consolide su equipo con personas leales al interés del pueblo y con capacidad para sacar adelante los programas fundamentales a mitad de su gobierno.
Que recuerde el presidente su origen de clase media, si arremete en contra de los de su status es como escupir hacia el cielo, más aún cuando entre los miembros de su gabinete -de diferentes partidos e ideologías- hay varios egresados de la UNAM, o sea son del equipo de aspiracionistas.
Los de su generación, señor presidente, de niños aspiraban a ocupar la presidencia como un puesto de la máxima jerarquía, para hacer lo correcto por amor a la patria o por vocación de servicio al pueblo.
Ahora, si usted le pregunta a un niño o adolescente, dependiendo de la zona en que habite, seguramente contestaría: mejor quiero ser influenecer o yo sí quiero estudiar e irme al extranjero o quiero ser jefe de un cártel o, sí, quiero ser político, con poder y fuero…..
Como gobernantes y sociedad mucho tenemos que trabajar para recuperar los valores ciudadanos, sólo la educación y poder participar en la vida pública con libertad nos hará mejores. Mucho ganamos en 2021 al conservar la democracia y a un árbitro independiente. Ahora cada quien debe tomar su lugar para impulsar los cambios.
Aún no es posible cantar victoria, seguimos en alerta por el Covid-19, pese a la disminución nacional de cifras de mortalidad, esta semana se registró un incremento de casos en los estados de Baja California Sur, Tabasco, Yucatán y Quintana Roo, Sinaloa, Sonora, Campeche y Veracruz.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) advierte a autoridades mexicanas sobre mantener campañas de difusión de las medidas preventivas entre la población, dar seguimiento a los contactos con enfermos, cuarentena para personas sospechosas o contagiadas y acelerar la vacunación.
La pandemia puso a prueba a los gobiernos y a los pueblos del mundo, a México no le fue bien con el gobierno de la Cuarta Transformación, pese a la despedida inmerecida -con mariachi y flores- que recibió sin humildad ni decoro el coordinador de la estrategia, Hugo López Gatell, producto de una ocurrente fan, pero muy publicitada en medios de comunicación y redes sociales, a pesar de ser sólo una veintena de aplaudidoras.
Y ni hablar de la emotiva despedida del presidente Andrés Manuel López Obrador quien sólo tuvo elogios para el subsecretario de Salud, «un ejemplo de servidor público», «se convirtió en nuestro maestro, orientándonos, informándonos», y «se enfrentó a la incomprensión de nuestros adversarios» .
Soberbio y de mal humor lucía el coordinador responsable de las acciones durante la pandemia, al frente también de COFEPRIS, luego de encabezar las conferencias vespertinas por más de un año y enfrentar cuestionamientos por la autorización de vacunas prohibidas en otras naciones. Serán inolvidables sus tropiezos e incongruencias que costaron vidas humanas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que el coronavirus ha dejado hasta la fecha más de 3,8 millones de muertes en todo el mundo, y que los países con más fallecidos en números absolutos son Estados Unidos, Brasil e India, y México en cuarto lugar.
Dio la organización un dato sorprendente: luego de un ajuste a la alza en cifras de defunciones efectuado este mes, Perú es el país que presenta la tasa de mortalidad más elevada, con unos 591 decesos por cada 100.000 habitantes.
Lo ocurrido en Perú podría dar pie a un ejercicio de congruencia por parte del gobierno anti-corrupción de López Obrador, podría unificar todas las estadísticas disponibles en diferentes organismos sobre defunciones por Covid 19 y ajustar en forma realista el número de 230 mil 185 defunciones acumulado al 15 de junio. Conocer los verdaderos datos es sustancial para enfrentar mejor este padecimiento que llegó para quedarse.
La propia OMS estima que las cifras reales de muertes por coronavirus son dos o tres veces mayores al recuento oficial, debido en buena parte al colapso vivido en el sistema sanitario de muchos países, como el nuestro.