Líneas Quadratín
Solidaridad de E.U. con Periodistas Mexicanos
Ser periodista es tener el privilegio de cambiar algo todos los días: Gabriel García Márquez
Ya habíamos dicho que desde presidencia de la República se incentiva una campaña para hablar de los periodistas críticos (adversarios) como golpistas (blandos, todavía), traidores (a la patria o sea al presidente), conspiradores para derrocar al gobierno o propiciar la intervención extranjera, entre otras acusaciones y epítetos decalificadores.
¿Esta es la mejor estrategia que se les ocurre a los consejeros del Presidente de la República para controlar daños por las investigaciones periodísticas que revelaron presuntos casos de «conflictos de interés» en la esfera familiar cercana al presidente o realmente se están plegando a algún manual extranjero para investir al líder de un ropaje patrio aislante a cualquier responsabilidad frente a sus actos de autoridad?
Hace años, cuando se descubrió cómo se hacían de fondos para mantener el movimiento de AMLO, al ver las imágenes de René Bejarano guardando fajos de billetes y hasta las bolsitas de plástico en su portafolios, recuerdo a algunos de los comunicadores ahora muy cercanos y leales a la 4T, no resistirse a las carcajadas que les provocó el acto bochornoso que exhibía el cobro de «comisiones» por favores del gobierno del Distrito Federal encabezado por López Obrador. Entonces no se rasgaban las vestiduras y parecían ser críticos y autónomos.
Otros videos con familiares cercanos han mostrado el mismo modus operandi a lo largo de más de 15 años de cómo se financió este movimiento, sin mediar explicacion alguna se justifica que era para obtener el poder. En varias ocasiones esa ha sido la única explicación presidencial para eximir de responsabilidad alguna a sus hermanos recibiendo dinero para él o exculpar a la ahora secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez, por el delito de abuso de autoridad al hacer descuentos de forma involuntaria a los empleados de Texcoco, municipio que gobernó, para subsidiar al partido Morena. Hasta el momento estas y otras acciones ilegales han quedado impunes.
¿Será que la conciencia de los comunicadores simpatizante de Morena no es la misma que se les exige ahora a los leales y comprometidos colaboradores del Jefe del Ejecutivo?
Esta reflexión me lleva a recordar las purgas que se efectuaron en la dictadura de José Stalin, página de terror histórica de finales de la década de 1930, cuando el líder del Partido Comunista Soviético exigió a sus huestes lealtad absoluta. Esto propició que entre sus más cercanos se acusaran de traición entre ellos y de los seis miembros del Politburó, cuatro fueran ejecutados. Uno, Trotski, logró exiliarse en México, pero igual fue perseguido y asesinado. La masacre por la exigencia del estalinismo costó la vida de millones de ciudadanos fusilados o condenados a trabajos forzados. Ojalá y esto nos lleve a reparar en que la obediencia ciega no es aconsejable.
Esta consideración es más pertinente, si tomamos en cuenta que Raúl Olmos, director de la Unidad de Periodismo de Investigación de Mexicanos contra la Corrupción (MCCI) dio a conocer que el reportaje de la casa de Houston surgió de una pista que le dieron desde dentro de la Presidencia de la República, lo que revela que el periodismo puede allegarse información —verificable– procedente de «viudas» o resentidos del poder que desvirtúan a un gobierno con doble moral.
Esa es la misión incuestionable del periodismo: mostrar las contradicciones entre el decir y el hacer de quienes detentan el poder público. Explica Olmos sobre el reportaje de la llamada «casa gris» de Houston, Texas: se jaló esa «»cola de la rata» y surgieron otros elementos periodísticos como el posible conflicto de interés confesado por el propio José Ramón, acerca de que hay un vínculo entre él como empleado de los hijos de Daniel Chávez Morán un contratista/empresario cercano al gobierno.
Algunos de los comunicadores ahora cercanos al Jefe del Ejecutivo en los inicios de su movimiento no eran parte medular del equipo, trabajaban como empleados periodísticos en medios públicos o privados o como productores, alentaban el zapatismo -del subcomandante Marcos-, y aún no se revestían de los trajes cuatroteístas que exigen entrega total a la narrativa del jefe, por encima de su propia historia individual, inteligencia o razón.
La historia juzgará los actos de cada quien: ¿cómo fue que el presidente que llegó con legalidad y legitimidad incuestionables, quiso transformar de fondo al país y lo hizo transgrediendo los tiempos y normas del Estado de Derecho? ¿Cuántos de quiénes votaron a favor de un cambio hoy lamentan los ataques a periodistas, intelectuales, académicos, científicos y demás personas que, pese al acoso, se mantienen críticos?
Quizá no podría ser de otra forma, el liderazgo carismático concentra el ejercicio del poder en la máxima autoridad, la comunicación desciende en forma vertical a los subordinados, y el estilo actual del jefe del Ejecutivo, lo ha dicho muchas veces, es de exigir a sus subordinados lealtad incuestionable, y esta no sólo comprende a sus colaboradores -de todos los ámbitos- sino también a las cabezas de los poderes Legislativo y Judicial.
Cuando en el equipo se exaltan lealtades por encima de aptitudes, el esquema comunicacional sólo refleja la misma estructura vertical, ahora apegada a la inverosimil narrativa oficial de honestidad de la familia presidencial, pese a todas las evidencias en contra. Cada vez les cuesta más trabajo a los comunicadores sostener las mentiras de López Obrador — 61 mil, había contabilizado SPIN del 1 de diciembre de 2018 a septiembre de 2021–.
Pese al creciente número de periodistas asesinados, la posición oficial sigue siendo rehuir la responsabilidad con el discurso presidencial difamatorio en contra de quien hace denuncias contra el gobierno actual como aliciente para que políticos y delicuentes se atrevan a victimizar a periodistas de denuncia. Se esquiva el hecho de que un presidente popular insista en estigmatizar a los comunicadores, ya que esto lo convierte en generador de violencia letal contra la prensa.
Se acusa de traidores a la patria a los empresarios mediáticos dueños de Latinus, a periodistas como Carlos Loret de Mola se le quiere sacrificar con informes del SAT o del INAI; se quiere despaparecer a organizaciones como Mexicanos Contra la Corrupción e Impunidad, porque desnudan al gobierno al revelar verdades reprobables, pero se exenta a los empresarios aliados.
Recién el presidente López Obrador acusó de injerencistas al senador republicano Ted Cruz y al secretario de Estado, Antony Blinken, quienes se solidarizaron con el gremio y exigieron justicia para los periodistas mexicanos, a ambos los acusó de injerencistas.
Bueno, el enojo del patriarca fue tan desproporcionado que lo llevó a citar a frase : «México no es colonia de Estados Unidos, ni es un protectorado, es libre, independiente y soberano”, y a Blinken le exigió informe acerca de los recursos que su país entrega a determinadas asociaciones civiles , como MCCI, que atacan a su gobierno.
Esta tarde del miércoles, la Casa Blanca reiteró su preocupación por la violencia que enfrentan los periodistas en México, las amenazas son un hecho que preocupa al secretario Bliken, reiteró la portavoz, Jen Psaki, en rueda de prensa, y por eso se sumó a quienes piden mayor responsabilidad y protección para los periodistas mexicanos.
Sobre Salud, Covid y Nuevos Dispositivos
Y mientras en otras latitudes, como en Hong Kong, la amenaza de una quinta ola de Covid 19 sigue concitando esfuerzos sanitarios para practicar pruebas a millones de personas, y se alarman ante la posibilidad de que para el próximo mes de marzo, se eleven las muertes hasta 100 diarias por esta causa, en México las medidas de salud siguen ignorando el gasto en previsión, pruebas anti Covid, pero especialmente hay un alarmante rezago en atención. Y de las estadísticas, mejor ni hablar, siguen altas y sin posibilidad de verificación.
Ojalá en México las autoridades de salud se empezaran a preocupar por mejorar la calidad de vida de los pacientes que están en terapia intensiva, que necesitan quimioterapia o que deben recibir algún medicamento por vía intravenosa por periodos prolongados, para ello necesitamos de unos dispositivos médicos llamados Catéteres Centrales de Inserción Periférica que, entre otras cosas, evitan que tengan que recibir un piquete de aguja cada vez que requieren una dosis de su medicamento.
Estos dispositivos de acceso venoso se conocen como PICCs y se insertan en venas de las extremidades superiores con ayuda de un equipo ultrasonido. El procedimiento es relativamente sencillo y puede hacerlo una enfermera debidamente entrenada.
Son útiles para administrar líquidos, medicamentos, quimioterapia, nutrición parenteral y células madre. Su uso se ha extendido en muchos hospitales (de salubridad y hospitales privados) y actualmente son la alternativa más eficiente y segura frente a la colocación de Catéteres Venosos Centrales, los cuales implican riesgos a nivel pulmonar para el paciente y exigen que un médico especialista intervenga al paciente en un quirófano.
Es muy lamentable que en hospitales del sector Salud, del IMSS y del ISSSTE sigan presentándose insuficiencias de personal, médicos, cirujanos y especialistas, especialmente de medicamentos y material quirúrgico. El rezago es tan alto que siguen pendientes cirugías programadas antes de la pandemia. Hay casos de pacientes con fracturas expuestas con retraso en su atención de hasta tres semanas. Cuídese mucho, evite hasta donde sea posible convertirse en una estadística.