Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
Judith Álamo López
Porfirio Muñoz Ledo
Fue Porfirio Muñoz Ledo un ejemplo de inteligencia sobresaliente, una materia escasa entre los políticos mexicanos, sin afán de ser peyorativa sólo trato de ser descriptiva de una época en que dio ejemplo de disponer de ese privilegio.
Evoco una imagen memorable para tratar de rendirle homenaje a uno de los más impresionantes tribunos contemporáneos: cuando intervenía en debates en la Cámara de Senadores (1988-1994) –en la vieja casona de Xicoténcatl–, en el salón de plenos se hacía silencio, los peldaños lucían ocupados, la fuente de prensa escuchaba los emocionados discursos y apuntaba: habría nota.
Llegó al Senado en 1988, lo hizo para marcar un precedente en una institución monolítica, integrada hasta entonces por representantes del PRI. Fueron él y sus sus compañeros del Frente Democrático Nacional, Ifigenia Martínez, por el Distrito Federal y Roberto Robles Garnica y Cristóbal Arias, de Michoacán, los primeros senadores de oposición real en la Cámara de Senadores.
No fue Jorge Cruishank, presidente del Partido Popular Socialista, el primer senador de oposición real, debido a que el PPS fue un partido satélite del PRI, y la senaduría no fue obtenida por el voto directo sino como producto de una negociación política, pero esa es otra historia.
Regresando al Senado presidido por Emilio M. González, al que ingresa Muñoz Ledo, y en el que destaca como versado polemista, conocedor de la ley y la teoría política, memorioso, agudo y analítico, sin rival al frente de su talla, pese a enfrentarse a la mayoría priísta, optó por retarse a él mismo y estableció un récord histórico de intervenciones (no encontré el dato preciso), pero te remiten a los diarios de los debates de la LIV y LV Legislaturas.
Egresado de la Facultad de Derecho hizo un doctorado en París. Desde estudiante, su espíritu competitivo y liderazgo lo hicieron ser admirado por colegas y condiscípulos, faltaría espacio para contar narraciones épicas de sus triunfos en oratoria, baile y hasta deportes, hechas por políticos del primer nivel quienes coincidieron con él en aulas de educación básica, media o superior.
Parte de la élite priísta, dirigente nacional del PRI, antes de los 50 años, quiso ser presidente de la República, pero ni Luis Echeverría ni López Portillo lo eligieron para sucederlos. Logró ser nominado candidato por el PARM en el año 2000, pero sin expectativa alguna de triunfo declinó a favor del panista Vicente Fox.
El azaroso destino lo llevó a ser estratega de los gobiernos de la izquierda que surgieron de la escisión del PRI, en 1989, el Partido de la Revolución Democrática nació con un liderazgo de origen, Cuauhtémoc Cárdenas. Muñoz Ledo logró presidirlo, pero no obtuvo la anhelada nominación presidencial. Esta acción le ganó críticas de la izquierda y suscitó una de las muchas polémicas en las que estuvo inmerso.
Pero regresó al redil. Se unió a López Obrador y a su autoproclamado «gobierno ilegítimo», fue fundador de Morena y fiel subalterno del patriarca. Como presidente de la Cámara de Diputados le tocó colocarle a López Obrador la banda presidencial. Por eso el viraje de crítico hasta convertirse en su acérrimo opositor causó sorpresa y escozor.
Fue después de querer obtener la presidencia de Morena, el tercer partido que dirigiría tras el PRI y el PRD, y que se declarara vencedor a Mario Delgado, que acabó separándose del gobierno de AMLO y Morena, aseguró coincidir con compañeros de lucha «en que el Gobierno de López Obrador fue un engaño, porque se nos presentó como un Gobierno progresista y en realidad es un Gobierno de derecha” (Reforma).
A pesar de formar parte del mismo partido político, Muñoz Ledo, se opuso en varias ocasiones a las decisiones de López Obrador en temas controvertidos por su inconstitucionalidad, pero en el último bienio acabó acusándolo de tener vínculos con el narco, así lo expuso en la XL Reunión Plenaria de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina (Copppal): “Hay un paquete de poder y ese paquete es una alianza entre el narco y el gobierno».
Hace 10 meses sostuvo en una entrevista con Claudio Ochoa, de Latinus, estar preocupado ante la vulnerabilidad de las instituciones democráticas, y reiteró que existe complicidad de Morena con el crimen organizado, así lo prueban documentos y momentos clave, aseveró.
Muñoz Ledo indicó que el cambio en la política se debe a un uso “masivo, sin límites de dinero mal habido” en las campañas del partido de AMLO y la obtención de 23 gubernaturas, y aseguró que no hay mayor corrupción en partidos de América Latina que en la dirigencia de Morena, esto de acuerdo a expertos consultados por él, refirió.
Inimaginado por él, destaca la evolución del dirigente opositor al narco-presidente, aunque su característica «nunca fue la congruencia», sentenció sobre el líder al que ayudó a encumbrar, y advirtió que el contubernio o alianza con el narco no es heredable, cómo supone AMLO, y ellos buscarán al próximo presidente.
Reveló que «a Andrés Manuel le seduce la idea de un Maximato». El tema nos lleva al periodo de 1928 a 1934, cuando a la muerte de Álvaro Obregón, elegido para gobernar, el 1 de julio de 1928, Plutarco Elías Calles comienza a manejar el país a través del antecesor del PRI (Partido Nacional Revolucionario) y se nombra “Jefe Máximo de la Revolución”.
El Maximato fue una época dentro de la Historia de México en el que gobernaba Plutarco Elías Calles, quien impuso a presidentes a los cuales él manipulaba a su antojo, dentro de la historia se les dio el sobrenombre de “títeres” o “peleles” en las manos del Jefe Máximo. Este periodo concluye en el gobierno de Lázaro Cárdenas del Rio, quien expulsa del país a Plutarco Elías Calles.
¿Cómo ignorar las graves acusaciones hechas por un hombre cuyo legado histórico a la democracia es reconocido hasta por el propio presidente de la República, representantes de todos los partidos políticos, legisladores, juristas, académicos, comunicadores, etcétera? Así se evidenció en los homenajes póstumos a este estudioso y promotor incansable de la reforma política- electoral del Estado mexicano
¿Cómo entender las condolencias de López Obrador?: “Lamento el fallecimiento de Porfirio Muñoz Ledo, con quien por mucho tiempo tuve coincidencias. Las discrepancias recientes no borran los buenos y largos momentos de amistad y compañerismo; mucho menos su legado político. Abrazo a sus familiares y amigos”.
Ahora que empiezan a crecer evidencias de una autoridad electoral sumisa frente al poder, que no ha detenido el proceso electoral adelantado. Cuando la violencia aumenta sin freno en el país y el mandatario a poco más de un año de concluir su sexenio sigue echando culpas al pasado, y menciona «cuando había corrupción…y existía un Narco-Estado». Hay que pensar hasta dónde esto se trata de una proyección psicológica (mecanismo de defensa para evadir la responsabilidad de mis actos proyectándome en otros).
En paralelo, se desborda la ira presidencial en contra de Xóchitl Gálvez, creo que la sociedad civil, la ciudadanía y la oposición en general deben preparar un plan de contingencia para enfrentar una elección de Estado, o peor aún si atendemos las advertencias de Muñoz Ledo: de Narco-Gobierno. Veamos esta alerta de Muñoz Ledo como parte de su invaluable legado.
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