Trasladan vía aérea a niños víctimas de explosión en Tlalchapa
GUADALAJARA, Jal., 22 de abril de 2020.- “Arriba de mi había 4 personas muertas y de hecho, ellos me daban por muerta a mí también”, así relata Sonia Solorzano el inicio de su infierno en lo que fue la tragedia que marcó un antes y un después en la vida de Guadalajara: las explosiones del 22 de abril de 1992.
Esa mañana del miércoles de pascua, el destino la desvió hacia la tragedia.
Salió antes de las 10 a tomar un midibús, pero iba repleto; por lo que al voltear, vio otro camión que también la llevaba a su trabajo y decidió subir en él, pero a escasos minutos, se arrepentiría para siempre de haber cambiado de ruta.
“Lo que recuerdo en ese momento es que sentí un golpe, pero a la vez vi todo negro, perdí el conocimiento; entonces la gente que nos llegó a comentar que vio, dicen que el camión le toca la primera explosión, volamos y caemos de techo, casi nos voló media cuadra, caímos de techo.
En cuanto cae el camión, vuelve a explotar y caemos casi hasta la siguiente esquina, pero el camión queda del lado del piloto sobre las dos llantas laterales y abajo del camión estaba la zanja que aún corría lo que era la gasolina y estaba prendido, entonces corría el riesgo de que se fuera a la zanja y hubiéramos explotado otra vez y nosotros ahí”.
Sonia tenía apenas 19 años, y relata a Quadratín Jalisco, cómo en ese momento todo se ensombreció por varios minutos, para después regresar a la triste realidad.
“Yo sentía que algo me picaba la espalda y eran las mismas personas que con palos y fierros te picaban la espalda para verificar si estabas vivo o muerto y me explicaban que porque arriba de mi había 4 personas muertas y de hecho ellos me daban por muerta a mí también”.
Cuando tomó el camión, subió hasta la parte trasera, a un lado de la última puerta, pero cómo sería el impacto, que su cuerpo tuvo que ser sacado de entre los fierros, prensada hasta a un lado del chofer.
“Quedé tirada, las piernas las tenía cruzadas, la pierna derecha estaba sobre la izquierda, y la tenía totalmente volteada, el tobillo yo lo veía hacia arriba, yo sentía que estaba sentada en algo mojado, y me asusté porque el tobillo, toda la pierna estaba abierta, tenía a parte de mis huesos por fuera y en lo que estaba sentada yo, era en mi propia sangre, me estaba desangrando”.
Lee más AQUÍ