Avanzan al Pleno del Senado las leyes secundarias de la reforma judicial
MORELIA, Mich., 3 de mayo de 2018. – Una orden: ¡Mátenlos a todos! son las palabras que se le atribuyen al ex alcalde de Álvaro Obregón Juan Carlos Arreygue. El saldo inmediato fue de 10 muertos, pero hoy son 21 familias las que están incompletas o desintegradas.
Así lo ha dejado ver el desfile de testigos y víctimas del caso de los 10 jóvenes asesinados y sus cuerpos calcinados en un predio en Cuitzeo, hace ya casi dos años.
En la audiencia del juicio oral de este jueves, el padre de uno de los sobrevivientes, José Marcos V., puso el dedo en la llaga al declarar que a raíz de aquel multihomicidio su familia se desintegró. Ya no vive con sus hijos y esposa.
Con un nerviosismo constante, una voz apagada y evadiendo las miradas del ex alcalde le dijo a los abogados de la defensa que luego del homicidio él y su esposa recibieron amenazas vía telefónica. La voz detrás del teléfono les advertía: ¡Vamos a sacar a tu hijo a golpes para que se calle el hocico!
Las llamadas mermaron la integridad de José Marcos, un hombre dedicado a la herrería, sin profesión y con solo la secundaria; ya no pudo seguir con su vida normal. “Me dañaron emocionalmente. Ya no podía ir a trabajar.
Me quedaba en casa, a cuidar a mi esposa y a mi hijo”, declaró ante el tribunal mientras bajo la mesa movía las manos con ansiedad.
Tras las amenazas presentó la denuncia ante la Procuraduría General de Justicia de Michoacán, sin embargo esto no fue suficiente y terminó sin familia, sin esposa, sin hijos…
De su hijo no supo dar noticia. En el contrainterrogatorio se le cuestionó si pidió o recibió seguridad, si estuvo en el programa de testigos protegidos, pero dijo que no.
Continuar leyendo en Quadratín Michoacán