Descubren una narcofosa en Quintana Roo
ACAPULCO, Gro., 26 de octubre de 2021.- Un médico residente de mayor rango le indica a un jóven recién llegado que, si no quiere tener una sanción, cuando le toque dar servicio a una mujer que esté a punto de parir, sobre todo si es su primer embarazo, deberá hacerle una episiotomía, es decir, el corte entre la vulva y el ano que los médicos —contra la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS)— suelen realizar para presumiblemente abreviar el parto y apresurar la salida del bebé.
El residente más joven recibe entonces a una madre primeriza y, antes de realizar el corte, el bebé nace de forma natural. El médico en formación, preocupado por no ser sancionado, decide realizar, de forma innecesaria, el corte a la mujer que acaba de parir… sin anestesia.
La narración de este acto la cuenta en entrevista Guadalupe Hernández, presidenta de la Asociación de Parteras Profesionales (APP) en México, para ejemplificar la violencia obstétrica a la que miles de mujeres están expuestas. “La única razón por la que hizo ese corte, obsoleto y desechado por la evidencia científica, fue para evitar una sanción.
Esto ejemplifica muy bien que los cuerpos de las mujeres en la medicina hegemónica suelen estar vulnerables”, advierte esta partera mexicana que en los últimos 10 años ha buscado la profesionalización de un saber ancestral en México.
En México, 33.4% de las mujeres de 15 a 49 años que tuvieron un parto dijo haber sufrido algún tipo de maltrato por parte del personal que las atendió, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2016 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Los focos rojos de la violencia obstétrica están en Estado de México, Ciudad de México, Tlaxcala, Morelos y Querétaro, que superan dicho porcentaje de prevalencia nacional.
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