Bienestar Michoacán, el negocio de la corrupción a costa del infelizaje
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 27 de julio 2020.- Hace cinco años, la prominente abogada, Lorena Valle Rodríguez, tomaba la batuta en el Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), para muchos una de las áreas más encomiables de la administración pública, pero que también implica el acercamiento a las adversidades más complejas en los hogares.
En entrevista con el presidente ejecutivo de Quadratín San Luis, Mtro. Enrique Galindo Ceballos, comparte su experiencia y satisfacciones en ese espacio de claroscuros en el que se adentró para respaldar a su esposo, el gobernador de San Luis Potosí, Juan Manuel Carreras López.
“Primero soy esposa de Juan Manuel, de ahí partí mi vida, tenemos tres hijos y soy la mamá más amorosa posible, para mí son maravillosos (…). El DIF me encontró en una etapa en la que ya eran grandes, los tres estaban en la universidad y pude ser parte de esto, apoyar a Juan Manuel y ser parte de su vida como siempre había sido; éramos un matrimonio -puedo decirlo aquí- que nos llevábamos muy bien, felices y contentos, vamos a ver qué opina él, pero sí fue un momento diferente, de contrastes y difícil, llegar a la administración pública”.
En ese mundo de complejidades, experimentó la incomprensión de cerca porque la gente que está afuera no entiende que los servidores públicos se rigen por leyes que no permiten ejecutar siempre todos los apoyos que quisieran; y lo comparte porque a pesar de haber asumido un rol voluntario, vive de cerca las vicisitudes de sus compañeros, ha entendido que jurídicamente no es posible suprimir o ignorar ciertos lineamientos para intentar dar más a la población.
Detrás suyo, pondera el trabajo de al menos 900 colaboradores que hacen posible miles de apoyos con un importante presupuesto anual, del que hay que rendir cuentas; y admite que no es sencillo hacerse a la idea de que una despensa no resuelve de fondo el problema de vulnerabilidad que lacera a miles de familias, si bien alivia un poco las penurias, se requiere más que asistencialismo para lograr un progreso integral.
“Hemos buscado que no solo reciban el pescado, sino la caña y aprendan a pescar, porque no siempre hay posibilidades de ayudar; cuando me preguntan: ‘¿Qué quisieras?’. Les digo que una varita mágica para poder resolver todos los problemas, pero no existe”.
Uno de los momentos más duros que puede describir en su labor, es cuando llegan padres con niños que padecen alguna discapacidad; pese a contar con un presupuesto específico, hay tantos casos de niños, jóvenes y adultos que padecen alguno de los cinco tipos de discapacidad, y no es posible borrar de un plumazo este padecimiento, ni tampoco lo alivia una silla de ruedas. Admite que deprime, y ha llorado cuando no se puede hacer más.
Pese a todo, la sensibilidad le ha permitido salir avante en esos lapsos y agradece a su marido y gobernante, Juan Manuel Carreras, por la oportunidad de servir a los potosinos; pero además a todas las personas que le han permitido entrar a sus comunidades, a quienes han abierto las puertas de sus casas para compartirle sus problemas sin importar que no siempre pudiera resolverlos.
Como ella lo describe, el desahogo es un aliciente que abre un rayo de luz para quienes tienen alguna necesidad.
Lee más en Quadratín SLP