
Líneas Quadratín
Inicio de obras del tren del futuro
El banderazo de inicio de obras del tren México–Querétaro, con la presencia de la presidenta electa Claudia Sheinbaum, marca un momento simbólico de reconciliación entre promesas históricas y realidades pospuestas. Tras años de incertidumbre y proyectos truncos, retomar esta obra representa más que un acto de infraestructura: es un compromiso con la movilidad sustentable, el desarrollo regional y la conectividad del Bajío. Querétaro se ubica en una zona clave del crecimiento económico nacional, pero sufre los estragos del centralismo vial y la sobrecarga de carreteras; el gobernador Mauricio Kuri, es un aliado importante de la federación.
Por cierto en San Juan del Río, el futuro del tren México–Querétaro ya empieza a generar más ruido político que avance técnico. El regidor síndico José Francisco Landeras Layseca soltó la sopa antes de tiempo, revelando la posible ubicación de la estación entre Quintas de Guadalupe y El Rodeo, sin esperar el anuncio oficial de la presidenta de México.
Más allá del dato importante, sin duda lo que preocupa es la actitud: “que le hagan como quieran”, como si la investidura presidencial y la coordinación institucional fueran un trámite menor. Este tipo de protagonismos mal medidos no solo revelan imprudencia, sino también una falta de oficio político.
Circo legislativo, maroma y teatro
En Querétaro, el Congreso local aprobó el predictamen de la reforma judicial en medio de un espectáculo que poco tuvo de civilidad parlamentaria y mucho de show político. Ausencias notables, discusiones a medias y un guion repetido: Morena denunciando “aplanadoras” mientras, a nivel federal, aplica las suyas con entusiasmo.
La política queretana no escapa al vicio nacional de simular diálogo mientras se impone la voluntad de las mayorías, sean del color que sean. Lo preocupante no es solo la falta de consenso, sino la normalización del manoseo institucional como parte del libreto.