
Vergonzante ofrenda
Puros molinos de viento y nada de soluciones
En Cadereyta, Querétaro, las autoridades parecen más preocupadas por atacar a la prensa y fabricar persecuciones que por resolver problemas reales, como la huelga de trabajadores. La falta de voluntad para el diálogo es evidente, y el interés público queda relegado ante estrategias políticas de desgaste.
Astrid Ortega y sus vínculos con Alfonso Ramírez Cuéllar deberían traducirse en soluciones para la gente, no en más indiferencia. Gobernar implica escuchar, negociar y actuar en beneficio del pueblo, no en su contra. Mientras la represión sea prioridad sobre la justicia laboral, la crisis solo se agravará.
Más leña al fuego nada de diálogo
La Alcaldesa de Cadereyta no solo enfrenta el conflicto laboral que llevó al estallamiento de huelga, sino que ahora es señalada de agravar la situación con despidos injustificados. Si la denuncia de la secretaria del Trabajo, Liliana San Martín, es cierta, estamos ante un acto de represión laboral que podría tener consecuencias legales y políticas.
Este tipo de decisiones no solo afectan a los trabajadores despedidos, sino que envían un mensaje de intolerancia al diálogo y al derecho a la huelga.
Los ciudadanos los verdaderos afectados
En Querétaro, la disputa entre Morena y el PAN sobre las obras públicas refleja más un juego político que un verdadero interés por la ciudadanía. Mientras el PAN enfrenta críticas por la tardanza y el costo de Paseo 5 de Febrero, Morena no puede justificar el abandono de la carretera 57 en su tramo de Pedro Escobedo, una obra que lleva años sin solución. Ambos partidos se acusan mutuamente, pero al final, los queretanos siguen atrapados en el tráfico y la incertidumbre. Más que discursos partidistas, se necesitan resultados concretos.