Libros de ayer y hoy
Teresa Gil [email protected]
Las dos caras de la violencia expresadas en el Óscar número 94, solo reflejaron lo que está pasando en el mundo. Y es la concepción de esa violencia la que mantiene dividido a ese mundo que acusa a una parte de estar violentando a un país, cuando su propia parte es la que llevó a ese despliegue. La formidable bofetada que el actor negro Will Smith le dió al también negro Chris Rock por la broma misógina que hizo sobre su esposa Jada, ha dividido también opiniones por la reacción rápida del actor ganador del Óscar al subir al estrado y lanzar su mano cargada a la cara de Rock. Pero la reacción, así como en el caso de Rusia -Ucrania, ha sido desigual. Chris Rock hizo una burla misógina en contra de una mujer con un padecimiento, ante millones de espectadores y no tiene disculpa, más cuando se trata de una mujer también de origen afro. Se mencionan 15 millones y medio los que vieron la maniobra. La reacción de Will es la misma que hubiera tenido un padre ante la agresión a un hijo. Ante esas reacciones emotivas y justas, no vale echar mano de frases convencionales, que alaben a la no violencia cuando los mismos filmes que premia la Academia contribuyen a esa violencia y ahí mismo hubo quien enalteció a Ucrania sin hacer un análisis a fondo de porqué hay una guerra en esos entornos. Enaltecer fue violentar a los que piensan diferente de esta guerra.
LA REACCIÓN DE LA ACADEMIA TIENE QUE VER CON ASUNTOS DE NEGOCIOS
El episodio protagonizado por Smith y Rock, lastimó mucho a la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos, según dijeron. La lastimó no porque le preocupe la pelea entre dos hombres de color, sino porque la fama de antaño de ese organismo ha ido a la baja y su interés era resurgir después del apaciguamiento de la pandemia. Los negocios no andan bien en el cine de Hollywood. En esa circunstancia, echarse encima de Smith tal como lo hizo y lanzar amenazas que para algunos pueden ser muy graves, es encontrar un sujeto a quien echarle la culpa y que mejor que a un negro. La Academia está integrada por más de 10 mil miembros, y en ella subyacen los espíritus más convencionales y reaccionarios, con notables excepciones. La larga historia de ese premio se cifra en esas convenciones que han sido de permanente discriminación al grado de que pocos actores que no sean blancos llegan a tener la estatuilla. Antes del Covid-19, ya se cernían nubes sobre el organismo. Las denuncias por la preferencia racial llovían y había amenazas de negros y otros sectores, de no seguir haciendo el juego. Racismo y discriminación subyacen en la entrega anual y ahora resulta paradójico que tres personajes de origen afro estén metidos en el lio. Lo otro es el misogismo. En esta entrega se recalcó que Jane Campion, la directora de El poder del perro, un wéstern, es la tercera mujer que es electa triunfadora en la dirección de un filme. Noventa y uno han sido hombres.
ENTRE EL ARTE, EL RACISMO, LA DELACIÓN Y EL MACARTISMO, SE CREÓ EL ÓSCAR
La larga historia del Óscar resume un imperio cinematográfico que pasó por muchas épocas, premió multitud de filmes, 23 categorías en esta ocasión, y se estampó en el estilo que define a su país: la clásica democracia que hoy se expresa en las posiciones de su presidente Joe Biden. Pero la época crucial, la del macartismo, definió posturas que fueron muy denunciadas desde entonces y renacidas ya a finales del siglo pasado cuando fue reconocido por el Óscar en 1999, el fascista Elia Kazan que delató a decenas de actores y guionistas en los años cincuenta: Fue en el entorno de la guerra fría y la persecución anticomunista que castigó y encarceló a multitud de actores, escritores y guionistas. Desde Hollywood salieron los delatores Stanley Hayden, Robert Powell, Ronald Reagan y otros, mientras se iban sobre Dashiell Hammett, Lillian Helman, Edward G. Robinson, John Garfield, Bertolt Brecht y muchos más. Esas conductas que ahora se están renovando con la guerra que impulsó Biden en Ucrania, vaticina de nuevo la delación y la persecución y puede haber estado en esa masividad que integra la Academia, más de 10 mil personas como se dijo, todas relacionadas con la industria cinematográfica, de las cuales 9 mil 487 opinaron. En ese universo en el que ha habido quienes han defendido la postura de Will Smith, algunos de estos pueden estar considerados entre los censurados próximos. Las historias se repiten, más en lo negativo.