Libros de ayer y hoy
La alcaldesa Sandra Cuevas fue impulsada por Ricardo Monreal, según datos que circularon el año anterior cuando se supo que había triunfado en la alcaldía Cuauhtémoc. La gran ciudad es de todos, pero está dividida en 16 partes. En esa extraña elección de junio de 2021 una parte quedó en manos de panistas y ese jolgorio burlesco que usan los de ese partido, se expresó de muchas maneras. En lugar de festejar un triunfo y hacer méritos para demostrar que también los tienen, en esos meses han expresado ese despecho permanente que evidencia un complejo de inferioridad. Suelen resaltarse a través de los berrinches como los niños cuando no son atendidos. La alcaldesa de la Álvaro Obregón hasta se golpeó la nariz en un entre que no debería de haber sido tal y la señora Cuevas va de escándalo en escándalo como si esa fuera la premisa de sus gobiernos. Que diremos del señor de la Miguel Hidalgo, en fiestas felices en San Luis Potosí, mientras su alcaldía entraba en crisis. Recuerda uno sin querer aquellos ejemplos del pasado como cuando el gobernador del Estado de México Eruviel Ávila estaba muy alegre en el Vaticano, mientras una gran tragedia envolvía Ecatepec. Pero ese era del PRI. Los casos de Cuevas y los otros, Quadri añadido, son de personajes disímbolos del chilanguismo tradicional, que campean en los barrios sin más asideros que tener prerrogativas que el pueblo paga. El mejor ejemplo lo tengo a unos metros, en la Benito Juárez, con hoyancos de meses en las banquetas y fondas instaladas en las banquetas al dar vuelta y en el parque Arnaíz en donde el transeúnte pobre y desprotegido, solo tiene medio metro para transitar en muchos de esos andadores..
GOLPEADORA PELIGROSA, LA PANISTA CUEVAS HIRIÓ A VARIOS POLICÍAS.
Fuera de todo contexto la agresión de la alcaldesa Cuevas contra policías de la jefatura, a los que hirió y golpeó de varias formas y mantuvo privados de su libertad, apoyada por gente que recibió sus órdenes. Hay varios heridos, algunos en situación seria. El caso, que tiene sorprendido a la opinión pública, se dio el once de febrero en la noche, cuando la mujer citó a los policías a su despacho y a partir de ahí se inició la golpiza. El carácter delincuencial de la mujer se mostró de manera rotunda y hay pruebas personales y digitales. Ya la señora había sido motivo de escándalo en su toma de posesión el año anterior cuando hizo un derroche en el lugar de la ceremonia. Ese derroche se está denunciando también en las alcaldías donde gobierna el PAN, quizá como un afán de desquiciar en lo que puedan a la jefatura de la ciudad. El caso contra Cuevas, está siendo investigado.
EL ABUSO FEMENINO EN EL PODER, LA EMPRESA Y LA LITERATURA
La lucha legítima por la equidad de género, que ha llevado a varias mujeres al poder, ha partido no solo de la búsqueda de justicia en ese equilibrio, sino porque se espera que una presencia femenina mejore la imagen que han tenido en el poder los hombres mexicanos. En ese último caso hay datos que refrendan esa posición, pero otros en los que no. Ha habido malos manejos, corrupción, abusos y mal ejercicio en mujeres, en la misma ineficacia de algunos funcionarios y políticos. Pero el caso de Cuevas es un ejemplo fuera de todo concepto porque además, es autora de delitos. Quienes se han opuesto a la equidad sostienen que la equiparación se debe de ganar a pulso dándole un valor general al hombre que muchas veces no tiene. Pero en algunos aspectos tienen razón. La novela La mujer que amaba las lilas de Marion Randolph es una vieja obra de 1948, editada en Argentina por Espasa Calpe en su colección Austral, que exhibe el punto de vista que mencionamos, en este caso, en los negocios. A su autora de la que no aparecen datos en las biografías, se le confunde con la que fue amante de Randolph Hearst el de El Ciudadano Kane, porque ella se llamaba Marion Davis, pero la señalaban con el nombre de su amante. Esa novela es solo un arquetipo porque hay muchas del estilo tipo y algunas se dieron en la época del romanticismo o en la etapa gótica. Es la mujer poderosa, soberbia, abusiva que en algunos casos llegaba al crimen. En esta novela, una mujer Lila Rockwell, que se casa con un viudo en una comunidad de artistas, se apodera con soberbia del entorno, mutila proyectos y se aprovecha de cultivos, lilas y producción de miel, para quedarse con otros proyectos que ya existían. Como ha sucedido con la alcaldesa mencionada arriba, tuvo el apoyo permanente en este caso del hombre con el que se casó, que ignoró las quejas que hubo sobre su mujer. Obra policial, no diré el final. La novela que es considerada elegante, diestra y consumada, por la editorial española, puede encontrarse en librerías de viejo, porque aún resuena como obra que vale la pena leer.