Líneas Quadratín
Teresa Gil
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Los mandatos de la ley, son simplemente eso, mandatos. Y por tanto deben cumplirse. Solo en casos excepcionales la propia ley señala cuando su aplicación debe de ser suspendida o indica las variantes de su aplicación. No es un misterio aplicar una ley y en casos confusos, está la interpretación de la misma. Hacer moditos, sacar la lengua y lanzar berrinches no afectan si la ley se cumple. Lo que puede ocurrir, como es el caso actual que tiene al INE como protagonista, es que se pierda tiempo, se pospongan fechas y se cree una bruma que se presta a todo ¿Por qué una situación inédita democrática, como es la consulta sobre revocación de mandato, se ha prestado a tantos dimes y diretes? La primera interpretación es que simplemente no se quiere realizar ¿por qué no se quiere realizar? La segunda interpretación complementa que se teme una abrumadora ratificación que obstaculiza planes futuros. Si quien se opone drásticamente a la realización de la consulta es el responsable de realizarla, entonces esos planes futuros le atañen directamente o a mandantes que le están ordenando eso. El INE practica no una violación directa, sino modales para retrasarla.
POR LOS MODALES EN EL CUMPLIMIENTO DE FUNCIONES, LOS CONOCERÉIS
Las tácticas dilatorias no solo se dan en el retraso de aplicación de una ley o en su congelación de ser interpretada, que es el rezago. Pueden ser anteriores, si esa ley no se aprueba o se emite. Hay miles de iniciativas en el olvido. Cuando la ley esta vigente y no se aplica en tiempos lógicos, hay una intención de dañar o favorecer. Se pueden usar argumentos como la falta de dinero tal como lo está haciendo el INE. Sus argumentos se estrellan en eso, pese a los millones de firmas levantadas para aprobar la realización de la consulta. Estos argumentos se dan con modales levantiscos, soberbios, con presentaciones públicas de su presidente consejero Lorenzo Córdova para echar fuego a la leña y finalmente con la sesión de su consejo, que dividido, acordó suspender la comparecencia ciudadana fijada para el 10 de abril próximo. Con esa decisión, en medio del escándalo, se crea una incertidumbre en torno a ese ejercicio.
LOS MODALES COMO FORMAS DE INTERÉS, LLEGAN A LA POLÍTICA
Siempre ha habido un sector que quiere imponer reglas sociales de observancia cuya violación implica el desaire público. Los tiempos han ido relajando esas imposiciones, algunas ridículas, para dejar simples reglas de comportamientos respetuosos, solidarios y de interés humano. Los viejos manuales como el de Carreño que privilegiaban a sectores pudientes en enseñas y cursos de como aparecer en público, a veces reaccionarios y sectarios, se fueron diluyendo con una presunta nobleza venida a menos y un equiparamiento social que se busca en la igualdad de los seres humanos. Los comportamientos rigurosos caen en el vacío sustituidos por la limpieza, el cuidado personal y lo que dicte la propia cultura. Yo conozco a un personaje que ha ganado dos Arieles y que sostiene que con un solo plato que se use y una cuchara, basta a la hora de comer y él los usa siempre. En primer término ahorra agua a la hora de lavar platos. En su manual Buenos modales. Guía de comportamiento, etiqueta y urbanidad ( Alfaomega Grupo editor 2000) Marisela Guevara utiliza más de doscientas páginas para dar lecciones de comportamiento. Algunas parten simplemente de la lógica y la educación de cada quien. El nivel de Córdova, egresado de altos centros de estudio no es muy recomendable por ejemplo. Lo cual significa que la educación no necesariamente ayuda en los buenos modales y lo vemos en otros ejemplos. La autora del libro aparece como desconocida en las bibliotecas digitales y puede ser un seudónimo. En el perfil de las redes su nombre se escribe Maricela con c. Independientemente de eso, da opiniones que pueden ser válidas, en el respeto a los demás, el comportamiento en el metro y otros vehículos modernos que no entran en el paisaje de Carreño y sobre todo limpieza, equidad en el trato a las personas y un cuidado personal que cause agrado. Por esos hechos el libro tiene vigencia, si bien hay sectarismo ante miles y miles que carecen de agua y con la profusión que crece en la ciudades, de seres de la calle que no entrarían en un manual conservador. De todas maneras, ojalá lo lea Lorenzo y aprenda modales.