Cambio de coordenadas
Desde luego que el compositor mexicano Agustín Lara que cumplirá 51 años de haber partido el próximo 5 de noviembre, no escribió su canción Solamente una vez amé en la vida, en relación a la muerte física, sino a la cesión de la vida a un dios. La canción se utiliza como canto en bodas y eventos de parejas, como una canción romántica pero en sus orígenes, Lara la escribió por la despedida del medio mundanal del famoso cantante de los años cuarenta José Mójica. En un viaje que el músico poeta hizo a Argentina en 1941, compuso esa canción que fue entonada por primera vez por Ana María González, cantante mexicana de la época, en 1942, en la radio Belgrano de aquel país. José Mójica se despidió del espectáculo para convertirse en franciscano y el tema de la canción se usó en una película de Walt Disney donde fue cantada. También se hizo una película con su vida, en la que fue representado por un actor que se le parecía mucho, Pedro Geraldo. La canción ha sido interpretada centenares de veces por grandes cantantes, tenores entre ellos José Carreras, Andrea Bocelli y cantantes populares, Elvis Presley, Bing Crosby y el gran cubano Benny Moré entre muchos. Se repite a menudo la unicidad de un sentimiento que a lo mejor en la práctica no es real sobre todo en la diversidad del mundo del espectáculo. Pero en esencia, la canción de refiere a la muerte de una vida, para entrar a otra.
SE MUERE DE MUCHAS MANERAS DENTRO DE LA VIDA
La muerte no es solo física, se va muriendo de muchas maneras dentro de la vida, en la vejez al dejar la juventud, en los deseos, en los amores, con la tristeza de haber perdido a alguien, en el alejamiento y la pérdida de interés. Los muertos en vida son más de los que uno cree y ve. La pandemia los convirtió en muertos a muchos de ellos y la muerte que se carga, se exhibe en el número de fallecidos que ha dejado el virus, 288 mil 265 al finalizar octubre. al cercenar proyectos y cercanías. Por eso la gente que ha hecho de la festividad de muertos una protesta multicolor, demuestra esa cercanía con la muerte al abrazar recuerdos y clamar por los que se fueron en disfraces de alegres calacas que solo repuntan la tristeza que se lleva dentro. Que la celebración haya sido aprovechada por la comercialización y las baratijas hayan rebosado el festejo, es parte también de un sistema económico que aprovecha la muerte en todas sus expresiones para sacar provecho
LA MUERTE APARECE TAMBIÉN EN FORMA REITERADA EN LA POESÍA.
He mencionado en varias ocasiones La Muerte en la poesía Mexicana con selección de Merlin H. Forster (Editorial Diógenes S.A., 1970), pero en esta ocasión echaré mano de uno de esos libros de selección general de poesía de una época que asume varios temas, entre ellos el de la muerte, expresada por varios poetas. De la antología Poemas de amor de Editores Mexicanos Unidos (Reimpresión 2012) leemos un planteamiento inédito en Oscar Wilde en torno a la muerte, en un verso de su poema:
Requiescat:
Maderas de ataúd, pesadas losas
yacen sobre su pecho;
a solas yo me entrego a la amargura
pero ella descansa.
Guardad silencio y paz que ya no oye
ni lira ni soneto.
Toda mi vida yace aquí enterrada.
Con más tierra cubridla.
Y otro gran poeta Edgar Allan Poe, nos lleva a uno de sus versos sobre Annabel Lee y a la tristeza de la pérdida:
Annabel Lee
Pero nuestro amor era mucho más fuerte
que el de aquellos mayores a nosotros,
que el de muchos más sabios que nosotros.
y ni siquiera los ángeles sobre el cielo,
ni los demonios en el fondo del mar,
podrán separar mi alma del alma
de la hermosa Annabel Lee
En el sepulcro junto al mar
En su tumba junto al arrullo del mar