Indicador Político
En la batalla real del escritor James Ellroy para encontrar al asesino de su madre, una especie de dalia negra como la que describió en una de sus novelas, se topó con muchos zares; adalides de las más diversas oscuridades. En México, el término zar se suele aplicar a los grandes mandamases de la droga, a los capos poderosos, a los que son dueños de vidas y dineros como los antiguos feudales lo eran de vidas y castillos, hasta fines del siglo XIX; dueños de la vida de sus propios siervos. El último caso de un zarismo que llenaba todas las condiciones de esa figura, se dio en la Rusia zarista que fue desbancada por la Revolución de Octubre en 1917. En México, con un feudalismo sui géneris, a través de los hacendados, no había zares, pero si la figura similar en las personas de esos hacendados. Los siervos no se llamaban así, sino peones. Igualmente, la vida de éstos dependía del dueño de las haciendas. En la cámara de diputados 14 legisladores propusieron a un zar, un titular de ese tipo, para que controle los protocolos de la aplicación de la vacuna y ésta pueda estar abiertamente, según ellos, a los ojos de todos. En esos 14 diputados había representaciones del PRI, PAN, PRD y MC. Y personajes que tuvieron mucha movilidad en el pasado sexenio, como Enrique Ochoa Reza, el de los Uber. Pocos días después los diez gobernadores llamados federalistas, pusieron una serie de condiciones en torno a esa vacunación. Al respecto, la Rayuela de La Jornada cuyos autores no se chupan el dedo, escribieron este párrafo en la contraportada el 17 de diciembre; “No se equivoquen, lo que esos señores pretenden es participar de manera directa en el negocio de las grandes transnacionales farmacéuticas”.
EL CONTROL DE LA VACUNA SOLO SERÁ FEDERAL. LOS ZARES, PARA LA HISTORIA
El problema principal expresado ante vacunas que ya son una realidad, es el avasallamiento del antídoto de parte de los países poderosos. Algo de eso se está dando aunque los organismos internacionales han insistido en que la vacuna debe ser equitativa. Gobiernos como el de Rusia han calificado a la vacuna como propiedad humana y hasta el momento con las muchas farmacéuticas, laboratorios y empresas transnacionales que están controlando la vacuna, se ha mostrado cierto equilibrio en países, aunque con ganancias exorbitantes, aparte. Eso está incluido como gran negocio mundial porque no hay para donde hacerse. Lo apropiado es la investigación y creación locales de vacunas, que están buscando muchos países y que en el caso de México hay inicios, entre otros a través de Conacyt, en ciernes hasta el momento. Lo que no estaba tan definido en el contexto, eran las luchas locales, por el poder al fin, del control de algo en el que está inmersa la propia vida. Y como se ha visto en México ya apareció esa lucha en los grupos más beligerantes contra el actual gobierno, aunque entre ellos al parecer hay diferencias. Los del MC se han carcajeado del PAN cuando éste salió con la propuesta de nombrar un zar controlador, pero el mismo MC estuvo representado en la cámara con los 14 diputados que propusieron lo mismo. Es un merequetengue que ha movido a risa en todas partes, aunque el asunto tratado sea tan grave. La puja para controlar la vacuna se derrumbó ante la negativa federal y aunque los remisos han aceptado esa situación, han responsabilizado al presidente si algo sale mal. No serán las empresas de las vacunas, ni la vacuna misma, sino el mandatario de México el culpable, han dicho algunos de esos gobiernos con cierta soberbia. Otros, como el de Sonora, están presionando para entrar en la lista prioritaria.
LA DALIA NEGRA DE JAMES ELLROY Y LA BÚSQUEDA DESESPERADA.
El creador de La dalia negra y L. A. Confidential, ambas llevadas al cine, se topó desde su infancia, con un problema similar al que reseña en la primera de estas novelas. Cuando tenía diez años, su madre apareció asesinada en un paraje y nunca se conoció al culpable. Eso trastornó su infancia al lado de su padre y lo hizo proclive a la delincuencia juvenil y a desastres personales que relata en Mis rincones oscuros (Ediciones del sello Zeta Bolsillo, Barcelona, 2008) . Ya superados esos problemas y en la línea negra de la novela, Ellroy decidió buscar por su parte al asesino. La novela es una búsqueda de años, de angustia y desesperación. En ella se vuelcan los nombres involucrados con su madre, los que estuvieron con la mujer la noche fatal y la intromisión de grupos poderosos para evitar la solución. La obra realista se inicia con una conmovedora carta de Ellroy, dirigida a su madre muerta. Estos envíos se repiten a lo largo del inicio de cada capítulo. Y el inicio crucial del libro, con el hallazgo por unos niños, de una mujer pelirroja, bella, cuyo asesinato causó impacto en Temple City, en junio de 1958. Aliado a Bill, un inspector, como en las clásicas novelas de suspenso, en muchos momentos ambos creyeron encontrar la solución y el lector solidario se les junta en ese anhelo. Los nombres, las investigaciones, los juicios, los sospechosos. Y nada. La lucha de este gran escritor nacido en 1948 en Los Ángeles California, aún continúa. Sus rincones oscuros suelen aflorar en otras obras, con desesperación. Y esa frase, “rincones oscuros” se desplaza de otra manera a otros ámbitos en este momento, cuando muchos quieren aprovechar la presión del poder, para hacer chantajes con las vacunas. Como lo estamos viendo.