Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
Taboada. Cártel y abuso en la Benito Juárez
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La derecha del PAN ha tenido la mala suerte de gobernar alcaldías de la capital del país, que llevan los nombres de próceres que ellos odian, Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo, Benito Juárez y Álvaro Obregón. Por eso han hecho todo lo posible por denostarlos. Se conocen bien las trayectorias de los cuatro que arribaron a esos gobiernos y los grandes avatares que les han creado. La lucha que ha dado la ciudadanía para presentar firmas para desalojar, denuncias públicas por agresiones, destrucción de obras públicas y abuso personal del presupuesto, solo son peccata minuta, una parte de lo que se les ha señalado. Y no pasa un día desde hace meses, que en el caso de la Benito Juárez, el todavía en ejercicio Santiago Taboada, no esté al tanto de las denuncias por el uso delictivo de la construcción habitacional en la alcaldía, zona que es la que más ha explotado la necesidad de la gente a tener un techo. Además, por la forma como es señalado por su descaro de promover su nombre con dinero público, mientras la avalancha de quejas cimbraba la alcaldía por los delitos del mencionado cártel.
QUINCE INVESTIGACIONES ESTÁN EN JUEGO, PERO LO EVIDENTE NO
La avalancha de denuncias que tocan a Taboada, ha sido expuesta por medios casi a diario junto con los otros involucrados, algunos ya evidentes, en proceso y cárcel. Pero el alcalde de la Benito Juárez se deslinda de las 15 investigaciones que lo tocan, respecto a las cuales la fiscalía de la capital mantiene reserva en algunas, pero no en la relación con el mencionado cártel. Todo eso está en el litigio, pero hay casos cotidianos que no necesitan ser precisados porque como decía el ínclito Juan Gabriel: lo que se ve no se pregunta. Es el diario y demostrado uso y abuso de espacios públicos, y en mi caso porque vivo en esa alcaldía, y he escrito y denunciado, que he sido víctima como los restantes de mi condominio del mencionado cártel y en eso, he abarcado las denuncias del uso de espacios públicos en banquetas, calles, parques y otros lugares. Hay parques como el Rosendo Arnaís, en el que el peatón tiene que descender a la vía pública porque los negocios le impiden circular en las banquetas. Además, hay un delito que aparte de ciudadanos involucra a autoridades que lo permiten, el uso de recursos públicos como agua y electricidad de esos parques, para fines particulares. Esos detalles tienen menos connotación que lo sucedido en lo inmobiliario, pero son iguales o más reiterativos, públicos y evidentes.
LA ZORRA PANISTA NO SE VE LA COLA EN LAS ALCALDÍAS
El espacio público es tan fundamental, que leyes federales y estatales lo abordan y discuten en forma permanente. La pandemia pasada abrió incluso los espacios públicos por la necesidad de la llamada sana distancia. Pero una vez transcurrida esta etapa, muchos que aprovecharon sobre todo restauranteros, quisieron y siguen acaparando esos espacios. Aparte de las federales, en la capital del país partiendo de la ley de 2010, se siguió abordando el tema con nuevas propuestas y añadidos sobre el significado real del espacio público, pero eso les vale a las autoridades que permiten el uso cotidiano porque les reditúa un pago diario. Deberían de darse una vuelta por la larga y amplia banqueta detrás de Soriana Mixcoac en avenida Revolución, en la que los negocios pululan sobre todo de comida con sus respectivos y peligrosos tanques de gas. El peatón tiene que descender a veces al peligroso eje. Yo recuerdo que para criticar al gobierno capitalino, uno de los diputados del PAN Gabriel Quadri de la Torre, inició un artículo sobre el tema en julio 2019 en El Economista, diciendo que “la calidad del espacio público en una ciudad, es indicador inapelable de la calidad del gobierno”. El señor debería de dar una vuelta por la Benito Juárez y demás alcaldías panistas, para que vea lo “inapelable” de la calidad de sus gobiernos. Uno de ellos de Santiago Taboada que ahora se atreve a querer gobernar la CDMX.