Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
Tiene el nombre del mecanismo que va a usar todos los días: la norma. Discreta sin aspavientos y sin que la desaforada oposición se fijara en ella, Norma Lucía Piña Hernández será la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Tras una agitada campaña que incluyó mentiras y difamaciones, es una mujer la que llega a la Corte tras de 200 años. Siendo la norma y la justicia y la propia balanza medidora, del género femenino, tuvieron que pasar dos siglos para que llegaran a la cúspide de ese poder. Pisándole los talones siempre estuvo el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, con cuestionamientos públicos señalados, que tuvo padrinazgos fuertes que invadieron medios y exhibieron posturas extremas. Trataron de involucrar a la ONU. Curiosamente la elección exhibe el centrismo de ese poder, porque si bien se definió por una mujer con buen curriculum, mantiene fuerte al contendiente que se señalaba como opositor porque tuvo el apoyo de Felipe Calderón. Lo que significa que debe haber mucha energía de la presidencia, para llevar a buen puerto la dirigencia que se le ha dado. Debemos estar atentos y denunciar.
CON TANTOS CASOS IMPORTANTES, SE CENTRARON EN UN SUPUESTO PLAGIO
A muchos que intervinieron, algunos por causas que nos imaginamos, la historia del supuesto plagio de una tesis se convirtió en materia casi de vida o muerte. Todos los días se sacaba información y cada quien exhibía su postura, algunos de manera muy pedestre, como si se intentara borrar del medio jurídico a Yasmín Esquivel Mossa la ministra víctima, por un caso ocurrido 35 años atrás. Nunca vimos esa protesta cuando le dieron libertad a Florence Cassez, presunta secuestradora, por negociaciones externas de Felipe Calderón con Nicolás Sarkozy. Ni sobre todos esos casos como los de los amparos empresariales contra bienes de la nación, para mencionar unos pocos. Siendo una mujer tan agredida llamó la atención la ausencia del feminismo que tanto se arroga la defensa de las mujeres. No vimos donde estaba esa feminista que todos los días golpea a la 4T, en añoranza de sus años pasados dentro del presupuesto. Todo esto se sabe en el medio.
GRAVE USO DE LA UNAM, PARA FINES POLÍTICOS. LOS TÍTULOS SON DEL ESTADO
En el caso tan sonado de la ministra Esquivel Mossa, contra la que se lanzaron como para enviarla al cadalso, fue de parte de la UNAM ilegal y aquí lo señalamos en su momento. No solo por la prescripción clara que existía del tema, sino porque es normativo que un egresado previa tesis y exámen aprobados, con título en la mano que le dio el estado a través de la SEP, ya está fuera de la UNAM. La institución tiene materia legal con el cuidado de los asuntos actuales y vigilarlos con diligencia. Pero no de los de los egresados. Esos como se desprende, ya están fuera. Todo fue utilizado en forma abusiva. Las declaraciones de las autoridades de la UNAM fueron repetidas todavía el mismo día de la elección como si fueran a influir. La ministra hizo lo indicado al presentar denuncia ante su propio poder, porque siendo un asunto extraño a la UNAM, ésta no tiene nada que hacer en el asunto.
CASO DREYFUS, EMPEÑADOS EN DESTRUIR A UNA PERSONA, Y EL “YO ACUSO”
Quizá no es de la misma dimensión, pero quienes actuaron en contra de la ministra Esquivel Mossa, actuaron igual que en el caso Dreyfus, allá por el 1894, el que generó un gran documento histórico, el “Yo acuso de Émile Zola. Se trató también de situaciones políticas que estaban en juego y que fueron utilizadas para acusar de espionaje y traición al capitán Alfredo Dreyfus, de origen judío; fueron prolegómenos que después se vieron en la segunda guerra mundial en torno al antisemitismo. Tras graves acusaciones que lo llevaron a la cárcel en la que intervinieron altos jefes del estado francés, Dreyfus fue juzgado con pruebas falsas. Fue hasta enero de 1898 cuando Zola dio a conocer su famoso documento de 4 mil 500 palabras en donde denunciaba la forma como fue tratado Dreyfus por el gobierno francés. A través del documento ya señala a los culpables. Medios de derecha exaltaban la situación. Dreyfus pasó muchos años en la cárcel y se le reivindica más tarde; también se acusó a Zola, quien muere poco después por un escape de gas muy sospechoso. En su funeral, Anatole France dijo esta frase que también se convirtió en histórica: “No es posible guardar silencio sobre estos hombres empeñados en crear la ruina de otro hombre”. La frase se puede adaptar.