Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
Si los defensores del INE. Jose Woldenberg incluido, dicen que México no necesita una reforma electoral, quiere decir que están de acuerdo con el derroche del órgano electoral, los apabullantes salarios que son una ofensa para cualquier trabajador y las enormes sumas que se entregan anualmente a los partidos. Aparte del gran número que se mueve con presupuesto, en la dos cámaras. Hay una diferencia abismal con la otra concepción y eso genera rupturas, lógicamente. Las rupturas en México han sido de siempre. Y en ellas están de por medio los intereses no solo económicos sino ideológicos. El más claro ejemplo es el siglo XIX, con grupos agarrados del chongo, cuando el país ya navegaba como independiente. Ahora es un sector de derecha y otros que se niegan a salir del clóset de la ideología, los que enfrentan primordialmente al actual gobierno. Aparte están los acarreados, los comprados. Y hay que observar que en los que marcharon había muchos que jamás lo hubieran hecho en el pasado contra un gobierno: priístas y panistas cuando gobernaban respectivamente. Lo que ellos llaman ejercer el derecho democrático de marchar, solo lo es, cuando el criticado es un contrario. Y es natural que esas rupturas trasciendan en todo, más en la cultura porque es en ese entorno en donde se acentúa el prejuicio ideológico. En el siglo pasado surge por ejemplo en la década de los 50, la corriente de la Ruptura para enfrentar al arte mexicano basado prácticamente en el muralismo que se consideraba oficial.
PESE A MARCHAS, LA GENTE EXPRESÓ SU VERDADERO SENTIR EN ENCUESTAS Hubo gente en la calle el 13 de noviembre para defender al INE, pero las verdaderas expresiones las habían obtenido unos días antes, el propio INE y diarios opositores del presidente, como el Reforma. Son las encuestas sobre la reforma electoral. Fueron hechas en ciudadanos que desde luego no acudieron a la marcha, que votaron en más de 80 por ciento en algunos casos, para que se realicen cambios electorales de fondo. Eso es lógico. Las marchas son concentraciones muy apabullantes, de miles si se quiere, incluyendo prensa, observadores y curiosos, pero las votaciones que definen un triunfo en las urnas de voto solitario, son de millones. Y esos no caben en más de cien zócalos juntos. No digamos en el espacio que ocupa, callecitas incluidas, el Monumento de la Revolución.
LA CORRIENTE DE LA RUPTURA QUERÍA EXPANDIRSE AL EXTERIOR
Para los analistas de lo que se ha dado en llamar Corriente de la Ruptura, nunca se dio un fenómeno formal, sino que hubo ciertas coincidencias que se dieron entre pintores extranjeros y mexicanos, como Gunther Gerzso, Alberto Gironella, Vicente Rojo, Manuel Felguérez, José Luis Cuevas, Francisco Toledo, Pedro y Rafael Coronel, et al, que trascendieron a partir de la búsqueda de valores más cosmopolitas según ellos. Al parecer los que predominaban en el muralismo considerado emergido de la Revolución, no era cosmopolita, pese a los aportes diversos, que tuvo ese movimiento y la presencia de teóricos, artistas e intelectuales que asistieron para apoyarlo. La lucha era, como ahora se ve por los grupos que encabezan Claudio X González, Lorenzo Córdova, el incorporado José Woldenberg, y los protagonistas de cuestionados procesos, ideológica. Se pretendía dar la espalda al medio oficial y lanzar un arte que se zafara de esos personajes clásicos que mostraban Diego Rivera, David Alfaro Siquéiros y José Clemente Orozco. Devino entre otras expresiones, lo abstracto, incluso el abstracto figurativo.
LA JORNADA EXHIBE EL MURALISMO CITADINO, COMO APORTE POPULAR
Coincidentemente, cuando el diario La Jornada realizaba una serie de reportajes de los miles de murales de todos tipos y colores que existen en la capital del país, se anunció la exposición Vlady y los Contemporáneos, que integra a 15 pintores de la ruptura del muralismo o cercanos a ella. La Universidad Autónoma de la Ciudad de México, avalada por el Centro Vlady y el Colegio de San Ildefonso, presentó la exposición en Goya 63 que durará hasta el 10 de febrero del año entrante, para retomar el aporte de algunos de los pintores de La Ruptura. El único pintor vivo de tres que por fortuna tienen vida,Tomás Parra, estuvo presente. Mientras, refulgían los reportajes con enormes fotografías que lanzó el medio mencionado durante tres días. Se advirtió además del deterioro que padecen esas expresiones artísticas, sin que nadie intervenga para solucionar, así como la destrucción de murales que se hace en algunas alcaldías, entre ellas la Cuauhtémoc. Los dos eventos sirvieron para demostrar que las diferentes expresiones del arte pueden convivir, aunque existan diferencias en los enfoques. En esto, no hubo ruptura.