Descontento con la democracia
Luxemburgo y la actualidad violenta
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Vale recordar de un anterior escrito en esta columna, a una de las grandes teóricas y
luchadoras que ha tenido la izquierda en el mundo, Rosa Luxemburgo, cuando la derecha
trata de subirse al carro del poder sin merecerlo. Y recordar también, cuales han sido sus
efectos. Lo estamos viendo en la intención de bloquear la toma de posición como presidente
electo de Nicolás Maduro, el próximo 10 de enero en Venezuela. Entre otros contextos en
los que la derecha da su apoyo. En enero, el día 15, Luxemburgo fue asesinada a mansalva
hace ciento seis años, en un entorno convulso y devastado, como se expresa hoy, en el
mundo, todos los días. Lo vemos con los asesinatos diarios en Palestina, y los envíos de
apoyo de Joe Biden, al destructor Netanyahu, para que siga matando niños. Un envío de 8
mil millones de dólares acaba de aprobar el todavía presidente, en su ruta fatal de envío a
Israel en espera de que el Congreso lo apruebe. La socialdemocracia alemana, aliada a los
paramilitares, asesinaron a la gran luchadora comunista. Aquella socialdemocracia segó con
la muerte infame a la polaca-judía y al también líder comunista Karl Liebknecht y es
contradictorio que sea ahora un judío el que hace esos asesinatos a mansalva. Lo sucedido
marcó la etapa de un fascismo que enseñó la oreja 14 años después de los asesinatos, y
que costó al mundo alrededor de 40 millones de vidas, en la Segunda Guerra Mundial
EL RECONOCIMIENTO MUNDIAL A LUXEMBURGO, SIGUE VIGENTE
Esto escribí hace seis años cuando se conmemoró el centenario del asesinato de Rosa.
Pocos de los miles de analistas que han escrito sobre las dos grandes guerras mundiales,
han puesto el énfasis en lo que sostuvo desde 1914 -meses antes de que estallara la
Primera Guerra Mundial-, la activista que fue torturada y ultimada el 15 de enero de 1919.
Ella se opuso a la primera conflagración porque consideraba que eran guerras entre
imperios. Así hubiera considerado la segunda guerra, en la que ciertamente, participaron
estados imperiales como el alemán, el italiano , el francés, el inglés y a los que sumó
Estados Unidos como aliado, para adjudicarse el triunfo final que en realidad fue obra de
Rusia. La posición de Luxemburgo, expuesta públicamente en mítines y en escritos, le costó
14 meses de cárcel. Mientras, la guerra se inició y causó la muerte de 17 millones de
personas y la devastación de la mayor parte de los países europeos. Rosa sostenía que una
guerra solo puede concebirse para la liberación proletaria, a través de las revoluciones. Con
campesinos y proletariado que se enfrentan al zarismo, como en Rusia, a monarcas como
en Francia, a seudo feudales como en México o a dictadores como en Cuba y Nicaragua.
COMO ESCRITORA, DELINEÓ LA VIDA POLÍTICA DE TOLSTOI Y SCHILLER, ENTRE
OTROS.
Rosa usó siempre la precisión en la aplicación de la doctrina marxista. Cuando la masa
trabajadora se inclinaba por reconocer a un personaje, ella advertía sobre la flaqueza de sus
posturas y señalaba hasta donde había llegado aquel gran personaje en la lucha contra la
opresión. Lo hizo siempre, pero son famosos los intersticios que penetró para analizar al
poeta alemán Federico Schiller en el homenaje de su centenario y al exponer la obra del ruso
León Tolstoi. Sin demeritar la obra poética y de dramaturgia de Schiller, la polaca-judía lo
consideró un socialdemócrata que mantenía lazos con sus amigos ideológicos en aportes
que se emparejaban al idealismo. En posturas similares coloca a Turguenev y a Ibsen, pero
con Tolstoi es más tolerante, al concebirle como un gigante que hizo grandes aportes en
muchos sentidos- Tolstoi era un gran ensayista de temas económicos entre otros, aparte de
gran escritor-, a Rusia, que aún están vigentes. Autora de muchos libros, Reforma o
Revolución, Huelga de masas, partido y sindicato, la Revolución Rusa, entre otros, es en la
recopilación, Rosa Luxemburgo, escritos sobre arte y literatura (Editorial Arte y Literatura,
Ciudad de la Habana 1981), en donde se publica su postura sobre Schiller y Tolstoi, además
de cartas diversas y escritos sobre arte y política. Sobre estos, decía que no pueden estar
desligados como sostienen algunos y que al analizar a un personaje, hay que considerar no
lo que aportó, sino el aporte que le hizo la gran masa trabajadora para que pudiera rendir
esos frutos. Al respecto, sostiene que Tolstoi, que desdeñó a la Revolución Rusa como
Schiller lo hizo con la francesa y se consideró autónomo para llegar a la verdad, en efecto,
hizo grandes aportes revolucionarios sobre el cambio que pueden experimentar un país y el
ser humano, pero concluyó su analista, que eso no impide que Tolstoi sea considerado solo
un revolucionario socialdemócrata. Un día antes de ser asesinada, el 14 de enero de 1919,
escribió sobre la falsa calma que reinaba en Berlín, que horas después vería miles de los
espartaquistas cercanos a Rosa, asesinados en las calles. El cuerpo de ella fue encontrado
hasta el 31 de marzo al margen de un lago. En el centenario de su asesinato, hace seis
años, las palabras finales de ese escrito quedarán grabadas en la mente de los que
participaron en el homenaje de quien dio la vida por la liberación: “YO FUI, SOY Y SERÉ”.