Libros de ayer y hoy
Al parecer sin ningún recato, el director de la Unidad Técnica de lo Contencioso del INE, Manuel Alberto Cruz Martínez alteró las frases que el presidente Andrés Manuel López Obrador le dedicó a la precandidata del Frente Amplio por México. El funcionario a lo mejor ya metidos en polémicas, pensó que nadie se iba a dar cuenta de como se expresaron las palabras. El INE lo metió en cintura y lo dejó inhabilitado por un tiempo. La sanción es ligera, porque una persona que pone en riesgo legal a otra, está cometiendo un delito. Si la alteración fue corregida por la aclaración del ejecutivo, está claro que él era la víctima. Y que el mencionado funcionario estaba actuando de mala si se muestra en el hecho de que lo hizo dos veces. Muy diferentes son aquellas frases y palabras que se dicen completas y que pueden evidenciar la verdad del que las dice. Quizá a esas les tuvo miedo doña Piña y prefirió no ir al Senado a la invitación que le habían girado. El término palabrero “El que habla mucho, que ofrece fácilmente no cumpliendo nada”, poco usado en México puede llegar a sustituir el viejo dicho “Hechos no palabras” Y es que las palabras están imperando sobre cualquier acción y proceder concreto y quien las emite se queda tan tranquilo como si con eso hubiera cumplido su misión. A diario nos estamos llenando de palabras, como si una montaña nos empezara a cubrir. Se usa en las marchas, se ve en los carteles, en las declaraciones de los que acusan y en todo momento.
WILLIE COLÓN CAMBIABA LETRAS DE GRANDES POETAS.
Sobre la alteración, que podría ser plagio, Willie Colón, por ejemplo, no tuvo reparos y se echó en una cumbia puertorriqueña, nada menos que el famoso poema XXXVIII de Gustavo Adolfo Bécquer. Le cambió el vocablo suspiros, por el de palabras y otras términos, pero la gente pudo darse una gran agasajada bailando.
Las palabras son aire y van al aire
Mis lágrimas son agua y van al mar
Cuando el amor muere,
¿Sabes chiquita a donde va?
Lo críticos de estos cambios, dado que ambos personajes lo merecían de acuerdo a su circunstancia y nivel, fueron generosos desde la academia, ya que consideraron que Colón al cambiar suspiros por palabras, no erró en el concepto, porque ambos van al aire, dijeron. Lo mismo en torno a las otras circunstancias y palabras que se dan a menudo, que son muchas, Una es Amémonos, la canción sustraída del poema de Manuel M. Flores del siglo XIX, que se ha hecho tan famosa y en su momento fue un hit de Julio Jaramillo. No sabemos si hay algún permiso de familiares o del estado cuando éste es el dueño de las obras por prescripción, en torno a estos cambios o lanzamientos.
OMAR CABEZAS Y LA EXPRESIÓN VERBAL QUE DELINEÓ UNA MONTAÑA
Las palabras son la herramienta de escritores y poetas y aunque las escriben también las dicen. Juan José Arreola dictó Bestiario en 10 días y muchos narradores verbales usaron su labia para configurar una obra que ahora se configura a su vez, por escrito. Para algo servían los escribas desde tiempos muy lejanos. Ya hemos hablado de esto en otra ocasión, pero hay un escritor famoso por una obra que dictó completamente de un tirón. Me refiero al comandante sandinista Omar Cabezas y su obra La montaña es algo más que una inmensa estepa verde. Como escritor verbal en ese tiempo de la Revolución sandinista, su primer libro narrado en voz baja, condujo a miles por las verdes estepas en los momentos más cruciales de la lucha contra Somoza. Impresionante es la descripción de los avatares de la guerrilla, sus enfrentamientos, pérdidas, enfermedades, hambres permanentes y sobre todo la obsesión por el mal de una montaña eternamente verde ( por más que se llamara selva negra). Jamás, dice el guerrillero, añoró tanto los colores artificiales creados por el humano que rompieran la terrible monotonía de lo verde, mientras él desfallecía de lepra de los bosques. Miles de palabras se plasmaron en un libro de portada también verde (Siglo Veintiuno Editores 1981, con ediciones posteriores) que tienen más substancia que las de algunos políticos y opositores, dicho sotto voce por el rejego Omar. Al final reproduzco con sus propias palabras, el poema que cambió el excelente cantante Colón, de su autor el sevillano Becquer:
Los suspiros son aire y van al aire
Las lágrimas son agua y van al mar.
Dime mujer cuando el amor se olvida,
¿Sabes a tu adonde va?