Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
Un festival de la palabra tomará el alfabeto como arma y enarbolando la bandera de las letras, se sumará a los pueblos mexicanos que decidieron ya no estar callados. Cuando es tan importante intervenir en un mundo convulsionado, un destacado grupo de intelectuales ha puesto como vanguardia la palabra, para que sea ella, la que defina cual es el papel de los que escriben y de los que los leen, Es un duelo trascendente en un México en el que el ciudadano se refugió en el silencio y ahora su voz se expresa por todos lados. Y es natural, las grandes mayorías silenciosas lo están cuando la palabra y la acción se tornan peligrosas de exponer. Ahora, con un país en el que se ven por todos lados las protestas, las denuncias y los gritos de apoyo o de inconformidad, hay apertura. Cuando medio mundo ha tomado las armas de su voz, los intelectuales no tenían porque quedarse callados. Son alrededor de 40 mujeres y hombres que se reunirán desde el 28 al 30 de septiembre con sus invitados, a definir la importancia de la palabra y su verdadero valor cuando un cambio está en marcha y la propia obra que se produce, está expuesta a la crítica. La pasividad cede su lugar, a la participación.
UN FESTIVAL DE LA PALABRA QUE LANZA EL RETO DE SER COMPARTIDO
La organización Escritores de Sonora Asociación Civil, (ESAC) se creó en septiembre de 2004 y cada año ha organizado su festival pero es ahora cuando el empuje se capta ante las premisas de un país que pone energía a su gente. Hay un nuevo orden en Sonora que catapulta posturas y la creatividad está expuesta como hijo de vecino a que sea analizada y sometida a discusión. Los primeros dirigentes de la ESAC fueron dos poetas Ernesto García Núñez y Gloria Barragán, Gloria del Yaqui y los escritores José Esteban Domínguez Ibarra y Miriam Otilia Vivian Galaviz. De aquel inicio fueron surgiendo infinidad de libros, otros festivales y una acción cultural que ya retumba en ese estado norteño. Se ha creado el Premio Nacional de novela breve, La noche de las letras y eventos diversos que corren parejos en su actividad a la que el gobernador Alfonso Durazo impulsa con el litio. La lucha del intelecto que desparrama poemas y cuentos, no está excluida de una actividad económica que necesita desarrollar un contexto, en donde pensar sea cotidiano y se comparta. En esta ocasión se espera la presencia de setenta escritores para leer obra, conversar, dar conferencias, presentar libros y lecturas dramatizadas. Lo interesante es que hay una vinculación con instituciones educativas desde primaria hasta universitarias, en un afán de que la participación se extienda como un aluvión de palabras.
DE AQUEL SONORA BRONCO Y CULTO, LO PRIMERO LO DESTRUYE LA PALABRA
Sonora Bronco y culto, lo llamó el escritor Carlos Moncada Ochoa en uno de sus libros. Pero la cultura ha rebasado la idea. Aunque ese cariñoso afán bronco que se le atribuye a los norteños, aun se exprese. La cultura centró sus bases en un estado poblado por infinidad de etnias creativas y luchadoras. Y en un medio que fue alimentado por el Instituto Sonorense de Cultura en las ínfulas de ser algo en las letras. Ese instituto ha dado premios todos los años a escritores y poetas que ya se codean con el ámbito nacional tan sectario. La vida se abre para ese gran estado el segundo más grande del país, pero el más completo de todos por sus valores: Valles, montañas, frontera, desierto, mares, ciudades. Un estado poblado por multitud de razas venidas de otros lugares que no pudieron desplazar a su indigenismo . Algunos de ellos estarán representados en este festival con lugar propio como creativos. La ESAC es dirigida en este momento por Blanca Rosa López Martínez, con Manuel Alberto Santillana, Francisco Javier Santoyo y Jesús Aparicio Guerrero Ruiz, Sus socios son 38 y 8 miembros solidarios y una honoraria. Blanca ha dicho que quienes tuvieron la idea de hacer de la palabra paladín de sus luchas, fueron José Luis Barragán Martínez, Francisco González Gaxiola, Laura Delia Quintero, Alba Brenda Méndez Estrada, Rosario Fortino Corral Rodríguez, Manuel Ignacio González Espinoza, Juan Manz Alanis y Javier Méndez Morales.
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