Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
Ante el rechazo de casi el 90 por ciento de los aspirantes de licenciatura en la UNAM, la crisis ronda en esta casa de estudios y quizá en otras universidades. Al respecto, una población universitaria afectada, sin mediar organismos internos, toma la avanzada para proponer formas de que esas instituciones sirvan realmente al pueblo de México y todos puedan acceder a ellas. La propuesta interesante es que se instalen más universidades públicas. Lo que me parece un poco discutible es la supresión del examen de admisión, que es una medida fundamental. Hay que tomar en cuenta que los que tienen pase automático en algunas universidades entre ellas la UNAM, entran insertos en los programas de esa casa de estudios y los admitidos por examen de admisión vienen de otras escuelas, por lo general privadas. La diferencia puede ser notable para bien o para mal, de acuerdo al tipo de escuela de origen. Según los grupos que encabezan esa lucha, dichos exámenes no representan el conocimiento del aspirante por ser “pruebas estandarizadas que no miden el conocimiento”. Eso puede resolverse con otro tipo de examen más adecuado y accesible y que esté sujeto a un consejo especial que lo actualice en cada fecha de aplicación. Las universidades tienen que aceptar a los mejores.
EN LOS PROBLEMAS DE CUPO, TAMBIÉN TRASCIENDE EL USO PRESUPUESTAL
La inserción de nuevo alumnado no solo implica la selección en la aplicación de un examen. Se toma en cuenta el número de vacantes y en algunos casos el presupuesto disponible en cada universidad. Eso lleva a un análisis serio y profundo del uso de los recursos universitarios y si hay realmente un control interno, Yo he cubierto universidades durante mucho tiempo en Sonora y en la capital y he visto dispendios que podrían ajustarse con un buen sistema de control. Pongo un ejemplo. En épocas de Jorge Carpizo yo vi en el uso de edecanes, a centenares de ellas de parte de las autoridades. Mujeres que trabajan es cierto, pero son utilizadas para serviles el café o llevarles los documentos a los altos funcionarios. Esta grey de académicos, si bien es especialista y está contratada por ello, representa núcleos elitistas que poco se relacionan con la comunidad estudiantil, sindical, y magisterial. En la mayoría de los casos porque actúan como si fuera superiores.
SON CUESTIONADOS LOS SALARIOS. LOS BUENOS PAGOS SON PARA LAS ÉLITES
En el control de ingreso estudiantil, se debe tomar en cuenta el presupuesto aunque quizá eso trasciende. Los altos salarios de ciertos funcionarios concentran buena parte de los presupuestos, además de que en el caso de la UNAM se quiere transitar como si fuéramos de primer mundo visto algunos premios que se otorgan. Ya he mencionado que el premio de literatura Carlos Fuentes, asciende a dos millones y medio. Y eso que se redujo a la mitad, pero el primero con este monto se pagó a Mario Vargas Llosa, un tipo que nada más viene a insultar a autoridades del país. El otro problema es el control político de las universidades, que en el caso de la UNAM, ha estado en manos de priístas que saltan de rectoría al sector federal. Eso involucra no solo las políticas internas, sino los gastos de los funcionarios que antes de partir ganaban altos salarios y tienen ahora altas pensiones. Los cambios que se proponen para las casas de estudio sobre todo de la UNAM deberían incluir una profunda democratización no solo de la enseñanza si no de la forma como se aplica el presupuesto. Quienes ahora empiezan por el ingreso, deben tomar en cuenta todos los sistemas de poder que están presentes y que involucran dinero. Entre más se gasta en esos poderes, menos estudiantes tienen acceso a la enseñanza Hace unos días me decía un académico de materia que gana un salario ínfimo, pese a tener décadas como maestro en la UNAM, que ve las nóminas y hay académicos o funcionarios que solo en la quincena reciben ¡más de 90 mil pesos! Lo otro es la ocupación de espacios universitarios con fines privados, gente que tiene verdaderos colegios en el interior, en sitio público que se sabe y se conoce, pero no se tocan.