Libros de ayer y hoy
Dante Benito Castro
Director del Departamento de Gestión y Liderazgo Región Centro Sur de la Escuela de Negocios del Tec de Monterrey.
El mundo del emprendimiento es complejo y fascinante, con múltiples ideas, posiciones, e incluso cuenta con una buena sección de mitos y realidades. Para algunos seres humanos, ser emprendedora o emprendedor viene de forma natural, sin embargo, para algunos otros representa algo más allá que un simple reto; un reto que puede venir en la forma de decisiones simples o complejas, o bien, que puede venir como un desafío mezclado con miedos a lo desconocido o al fracaso.
A lo largo de las decisiones que te pueden llevar eventualmente a emprender, se pueden ver cosas muy diversas como, por ejemplo, ese sagaz e intrépido personaje que dice “yo mañana levanto la cortina y a ver qué pasa”, o también podemos ver proyectos de emprendimiento que solo comenzarán si cuentan con elegantes planes de negocios para determinar si “el negocio va a jalar o no”.
Independientemente de cuál sea nuestra postura hacia el emprendimiento, la idea de tener o crear algo propio es algo que a veces nos visita en la intimidad de nuestra mente, y que puede ser que compartamos o que lo tengamos muy guardado como intención latente en algún lugar de nuestros planes de vida.
Cualquiera que sea tu grado de intención hacia emprender, te menciono tres ideas universales que te pueden ser de apoyo: tu proactividad, tu capacidad de innovación, y tu convivencia con el riesgo. Estas tres ideas o conceptos han sido estudiados desde muy diversos ángulos, y en su conjunto definen algo conocido como “orientación emprendedora”, y lo cual te ofrezco aquí como una reflexión sobre esa “tríada mágica del emprendimiento”.
¿Para qué te puede servir saber un poco más sobre esta tríada mágica? Posiblemente para conocer un poco más sobre tu relación con la intención de emprender algo propio en tu vida. Dicho de otra forma, al conocer un poco más sobre tu capacidad de actuar versus reaccionar; al saber un poco más sobre tu tendencia a conceptualizar nuevas ideas; y al identificar de mejor forma tu aceptación o adversidad a los riesgos, se podría decir que conocerías mejor sobre tu propia tríada mágica, o también se podría decir que, conocerías más sobre tu propia orientación emprendedora.