Libros de ayer y hoy
Por: Pablo Hiriart
Desde luego que el PRI está en problemas en el Estado de México, pues paga por sus errores y enfrente tienen a López Obrador y a los operadores de Elba Esther Gordillo.
No compite el PRI contra la señora Delfina, sino contra AMLO y contra Elba.
Ayer los operadores de Elba Esther en medios de comunicación hicieron circular una falsa encuesta en la que ponen a la candidata de Morena por encima de Del Mazo.
Imposible saber si ese va a ser el resultado final, pero la operación con la falsa encuesta es una práctica de propaganda perversa para provocar un estado de ánimo entre los votantes.
Delfina sería la inevitable, porque “ya ganó”. Y si Delfina “ya ganó”, entonces López también.
A menos de un mes de las elecciones, Elba Esther Gordillo echa toda la carne al asador y mueve sus fichas para consumar la venganza contra Peña Nieto.
Minimizar la capacidad de operación de Elba Esther Gordillo a través de sus alfiles, ha sido un error el PRI. Sobre todo en el Estado de México, donde el mango de la sartén de la sección 36 lo tiene ella.
Y ella está herida, obviamente, porque la metieron a la cárcel.
En su lógica, ella hizo perder a López Obrador en 2006 y ella lo va a hacer ganar el próximo año.
Los priístas y el gobierno en general pueden pagar en el Estado de México el error inicial que ha marcado a toda esta administración: su arrogancia.
El gobierno de Eruviel Ávila no fue capaz de alentar nuevos liderazgos en la sección 36 para relevar al gordillismo.
Creyeron que con Elba Esther en la cárcel no habría posibilidad de reacción en algunos estados. Vieron “la situación controlada” y no hicieron la tarea.
No era así. Si en algún lugar el liderazgo de Elba Esther Gordillo es real, es en la sección 36 del Estado de México.
La arrogancia inicial del gobierno lo hizo alejarse de los empresarios, sin percatarse que algunos de ellos, que encontraban cerrada la puerta con la naciente administración, la tenían abierta con López Obrador.
Desdeñaron a académicos, intelectuales, comunicadores, en lugar de hacerlos interlocutores activos. Reaccionaron tarde, cuando tenían en contra a casi todo el sector que forma opinión en la sociedad. Dejaron que Eruviel cometiera error tras error en materia de seguridad.
Hasta les mandó a volar de mala manera al experto que le enviaron desde el gobierno federal, cuando ya se veía venir el crecimiento de la delincuencia.
Eruviel departía con artistas y cómicos de farándula mientras la gangrena del descontento se extendía por toda su entidad.
Ha tenido habilidad, eso sí, para no salir tan mal librado en la aprobación ciudadana y que todos los negativos se trasladen al Presidente Peña.
Los resultados están a la vista: el PRI ha caído a la mitad de intención de voto de los mexiquenses con respecto a seis años atrás.
Y ahora se enfrentan a un panorama que los tiene contra las cuerdas. Con López Obrador y Elba Esther Gordillo encima, no se ve una elección fácil para el PRI, sino todo lo contrario.
Esas dos experiencias –y perfidias- juntas, son temibles. López Obrador busca derrotar a los priístas en su bastión histórico.
Y Elba Esther Gordillo busca venganza contra quienes la encarcelaron, y también ponerse del lado donde se lavan los nombres y se perdonan todos los abusos y trayectorias obscuras.
¿Lo lograrán? Falta poco para saberlo.