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ROMA, 12 JUNIO 2017.- La ONU llamó hoy a evitar los casos de empleo infantil en situaciones de crisis humanitarias ayudando a las familias afectadas por conflictos y desastres naturales para que mantengan a sus hijos en la escuela y no les hagan trabajar.
Con ocasión del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicó una guía para abordar ese problema en los programas de agricultura y alimentación en las crisis prolongadas, destaca EFE.
Se calcula que cada año unos 100 millones de niños y jóvenes sufren los efectos de los desastres naturales y que 230 millones viven en áreas de conflictos armados, circunstancias que pueden forzarlos a trabajar de la peor manera.
El experto de la FAO Shukri Ahmed explicó en un acto que más de una cuarta parte de los menores en el mundo se ven afectados por esas «frágiles condiciones» en un momento en el que el cambio climático está exacerbando el número y la intensidad de los desastres, con un impacto mayor en la agricultura de los países pobres.
Precisamente un 60 % de los 168 millones de niños que trabajan a nivel global lo hacen en la agricultura, aunque no toda la participación de los menores en ese sector se define como trabajo infantil, ya que pueden ayudar a sus familias siempre que no le dediquen demasiadas horas o realicen labores peligrosas, no apropiadas para su edad o dañinas para su salud y educación.
Otra especialista de la FAO, Ariane Genthon, indicó que, una vez definidos los casos de trabajo infantil, se deben entender los motivos por los que un niño se ve obligado a realizarlo.
En situaciones de crisis, las familias pueden tener dificultades para dar una alimentación adecuada, educación y protección a sus menores, aumentando la prevalencia y la dureza del trabajo infantil con prácticas como la servidumbre infantil para saldar deudas.
«Las oportunidades de ingresos y empleo suelen ofrecer alternativas a las familias para que no tengan que sacar a los menores de la escuela», afirmó Genthon.
Jacobus de Hoop, del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), destacó la importancia de los programas de protección social y laboral para mejorar los ingresos familiares y reducir el trabajo infantil.
Otros consejos pasan por crear programas de formación para jóvenes o promover oportunidades de empleo seguras y actividades de apoyo a las familias más vulnerables.
Remarcó que el acceso a la educación es «limitado» en las emergencias humanitarias y puso el ejemplo del Líbano, donde la mitad de los niños sirios desplazados no van al colegio y muchos se ven expuestos a los pesticidas en los invernaderos donde trabajan.
Junto con el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Gobierno libanés, Unicef ha puesto allí en marcha un programa piloto de transferencias de dinero en efectivo que cubre el coste que supone para las familias mandar a sus hijos a la escuela y lo que ganarían si los pusieran a trabajar.
Con esta medida y otras como acelerar el aprendizaje para que los niños entren en el curso que les corresponde por edad, De Hoop dijo que se busca mantener a los menores escolarizados y evitar que se «pierda una generación» de sirios.