Colocan letras monumentales de Querétaro en la Alameda
QUERÉTARO, Qro., 8 de septiembre de 2024.- Uno de los monumentos más representativos y visitados de Querétaro es, sin duda, el Acueducto de los Arcos, una obra de ingeniería colonial que no solo forma parte del paisaje urbano, sino que también cuenta una historia clave en el desarrollo de la ciudad. Construido entre 1726 y 1738, el acueducto se erige como un símbolo de la importancia histórica y cultural de Querétaro.
La construcción de los Arcos fue impulsada por Juan Antonio de Urrutia y Arana, un marqués de origen español, quien buscaba solucionar la escasez de agua potable que afectaba a la ciudad en el siglo XVIII. La estructura consta de 74 arcos, tiene una longitud de 1,280 metros y una altura máxima de 28.5 metros, convirtiéndose en una de las obras más impresionantes de su tiempo.
El acueducto no solo cumplió con su función primaria de abastecer de agua a los habitantes de la ciudad durante más de un siglo, sino que con el paso del tiempo se consolidó como un ícono del patrimonio queretano.
Hoy en día, los Arcos se consideran un monumento turístico de gran relevancia, atrayendo a miles de visitantes que quedan maravillados por su majestuosidad y su perfecto estado de conservación.
La importancia de los Arcos va más allá de su valor histórico y arquitectónico; este monumento se ha convertido en un emblema de la identidad queretana.
Al recorrer la ciudad, el acueducto es visible desde distintos puntos, siendo una referencia obligada para quienes buscan conocer el legado colonial de Querétaro.
Actualmente, el Acueducto de los Arcos es parte del centro histórico de la ciudad, reconocido como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO desde 1996.
Su conservación y promoción continúan siendo prioritarias, tanto para el gobierno local como para los habitantes, quienes ven en él una fuente de orgullo y un punto clave para el turismo y la historia de Querétaro.