Trasladan vía aérea a niños víctimas de explosión en Tlalchapa
CIUDAD DE MÉXICO, 14 de septiembre de 2018.- Castigar a todos los involucrados en el incendio de la Guardería ABC de Hermosillo, Sonora, hubiera representado un hito para que los servidores públicos en México entendieran que todos sus actos tienen consecuencias, sin embargo, la justicia mexicana optó por proteger a grandes nombres, afirmó Imanol Caneyada autor de la novela 49 cruces blancas.
También nunca se investigó si el fuego que provocó la muerte a 49 menores y heridas a 106 más el 5 de junio de 2009, fue intencionado para destruir una bodega contigua a la guardería.
En entrevista el escritor y periodista de origen vasco avecindado en Sonora sostiene tras casi una década de la tragedia, que este caso representa la gran apuesta del sistema del sistema de impartición de justicia, en la cual su máxima instancia para resolver un crimen es el olvido.
-¿Desde la ficción, tu novela apunta al responsable?
-No es la intención, mi novela sí plantea varias posibilidades, es como decir hasta aquí hemos llegado, y lo que apunta es cómo el Sistema nunca quiso llegar a fondo en esta cuestión y nunca quiso establecer una investigación y un proceso jurídico limpio y trasparente, que garantizara algo parecido a la verdad, o una justicia satisfactoria para la víctimas.
Y cuando estuvo a punto de hacerlo, al momento en el cual la Suprema Corte de Justicia de Nación atrajo el caso, y realizó toda una investigación ese instante hubiera sido decisivo no solo para el caso de la Guardería ABC sino en la manera de hacer justicia en ese país; sin embargo, no se logró dejar un precedente porque al final pudieron más los intereses de la cúpula del poder, de las oligarquías y de los apellidos que dirigen este país desde hace tiempo.
Imanol Canayeda sitúa a la novela tres años después de que ocurrió el incendio, y en la trama expone el desgaste y el olvido al cual se ha envuelto a la tragedia y en qué punto se ubica la sociedad de Hermosillo en el año 2012.
“La novela me ofrece la posibilidad de explorar la existencia a través de estos entes de ficción llamados personajes, cuyo poder es mayor incluso que las personas de la realidad.
“Estoy convencido que el poder los personajes de una novela reside en que cuando un lector decide acompañarlos, lo hace a profundidad, hasta las últimas consecuencias y la última página. Estos personajes junto al lector descubren una serie de realidades que tienen que ver más con la existencia y no tanto con la verdad histórica o la verdad jurídica. La novela, como dice Milan Kundera explora la existencia de una realidad desde lo concreto de los personajes”, sostiene el periodista.
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