Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
En noviembre pasado, el góber fosfo-fosfo que despacha no a la sombra del venerable Cerro de la Silla sino entre los cuidados jardines de San Pedro, se deshizo en efusivos agradecimientos a “su compadre” Elon Musk por el zape que el sudafricano aplicó al parlanchín expresidente Vicente Fox con la cancelación de su cuenta en “X”, el antiguo Tweeter.
El episodio es bien conocido en el escenario de la frivolidad y la farándula política y no lo repetiré, pero me hizo preguntarme por el silencio en que han caído los compadres. ¿Será que la inversión perrona de Tesla que el compa naranja tanto presumió termine en una chamaqueada?
En febrero de 2023 Musk anunció un desembolso de más de diez mil millones de dólares para “la más grande fábrica de autos eléctricos” del mundo en los eriales regios, pero en diciembre atemperó el entusiasmo y explicó que esto se llevaría en realidad “mucho tiempo”.
Esto a pesar de que el fosfo-fosfo había tenido expresiones de júbilo por la generosidad de su compadre: “¿Saben cómo cerré el trato de la fábrica más grande del mundo? Le llevé un Teslaquila, como buen mexicano, los grandes tratos se hacen con un buen tequila.”
Pero Elon, como Samuel, dan sorpresas. El primero puede destruir a mazazos una gran empresa … el segundo, con igual eficacia, una reputación política.
Sorprende que los obreros beneficiarios del gran proyecto Tesla no hayan dicho esta boca es mía y no estén organizado procesiones al Sagrario de la Guadalupana para dar gracias. Igual veo que los empresarios de la Sultana andan más discretos que de costumbre en torno a este negocio.
¿Será que Elon tiene para la tierra del cabrito, la carne seca y los frijoles con veneno, el mismo desdén que en otras partes del mundo?
El 28 de diciembre en The Times de Londres, Alex Maxia publicó un análisis titulado “Los sindicatos nórdicos se levantan contra Tesla por el choque de cultura corporativa”, nota que lleva el epígrafe, “Tras una oleada de huelgas, la empresa de Elon Musk es acusada de no comprender la cultura escandinava de relaciones laborales”.
Como me parece que esto puede ser un atento recado a sus “compadres” regios sobre el futuro del cacareado megaproyecto, comparto citas del artículo que pudieran ser atractivas para militantes de la tradición obrera regiomontana:
“Algunos de los mayores inversores de los países nórdicos han expresado a Tesla su ‘profunda preocupación’ por el grave conflicto del fabricante de automóviles eléctricos con los sindicatos suecos, que ha dado lugar a una serie de huelgas continuas en toda la región.
“Desde que los mecánicos suecos abandonaron sus puestos a finales de octubre, los sindicatos de Dinamarca, Finlandia y Noruega se han sumado a una ola de acciones industriales coordinadas que amenazan con descarrilar el comercio de la empresa estadounidense en toda la región.
“Elon Musk, director ejecutivo de Tesla y la persona más rica del mundo, ha denunciado las huelgas como ‘una locura’.
“Sin embargo, los poderosos sindicatos suecos argumentan que Musk y Tesla no han respetado un código nacional de prácticas laborales que ha tenido un estatus casi sagrado en el país desde 1938.
“Hemos estado intentando negociar con [Tesla] durante más de cinco años para firmar un convenio colectivo”, dijo Jesper Pettersson de IF Metall, que representa a los trabajadores de Tesla en Suecia […]
“En esencia, la disputa es un choque entre el notorio desprecio de Musk por los sindicatos, que, afirmó “crean una suerte de [ambiente de] amos y siervos”, y el reverenciado acuerdo entre trabajo y capital vigente en Escandinavia.
“[…] Durante la última década, Suecia registró sólo 2.4 días de huelga por cada mil trabajadores, en comparación con 18 en el Reino Unido y 128 en Francia.
“[…] A medida que Tesla se expande en Europa, se ha topado con una cultura de organización laboral mucho más arraigada que la que estaba acostumbrada a encontrar en Estados Unidos.
“En su ‘gigafábrica’ al este de Berlín, que genera alrededor de dos tercios de las ventas europeas de Tesla, el fabricante se ha enfrentado repetidamente con IG Metall, el sindicato más grande del continente. El sindicato ha acusado a Tesla de mantener un historial de seguridad deficiente, socavar los estándares salariales nacionales, imponer largas horas de trabajo y obligar a los empleados a firmar acuerdos de confidencialidad poco ortodoxos.
“[…] A finales de octubre, IF Metall declaró una huelga en aproximadamente una docena de talleres de Tesla en Suecia, pidiendo a la empresa que se ajustara a las normas suecas y firmara un convenio colectivo.
“Al cabo de quince días, los trabajadores de varios puertos suecos se unieron y se negaron a gestionar las importaciones de vehículos Tesla.
“[…] Después de eso, algunos de sus homólogos daneses declararon que harían lo mismo. […] Poco antes de Navidad, 16 inversores institucionales de los países nórdicos, con activos por un total de aproximadamente un billón de dólares, pidieron a Tesla que diera marcha atrás […] Varios grandes fondos de pensiones de la región ya han vendido sus acciones en el fabricante en señal de protesta.
“[…] Nosotros, como inversores nórdicos, reconocemos la tradición de décadas de negociación colectiva y, por lo tanto, instamos a Tesla a reconsiderar su enfoque actual hacia los sindicatos, escribieron.
“La respuesta de Tesla hasta ahora ha sido intransigente. Varias reuniones con sindicalistas suecos no dieron frutos. […] El portavoz de IF Metall, dijo que el fabricante también había roto las normas suecas y había contratado personal temporal para llenar los huecos dejados por los huelguistas.
“Desde el primer día de esta huelga han acogido a esquiroles”, dijo. ‘No estamos acostumbrados en absoluto a ver esto en Suecia. Eso no se hace. Nos respetamos mutuamente”.
“[…] Para IF Metall la cuestión no es simplemente una disputa salarial sino un punto muerto sobre las condiciones de los trabajadores en general. […] Tesla había puesto a sus empleados suecos ‘bajo mucha presión para no cometer errores, para que constantemente, siempre, siempre, siempre, siempre, cumplieran con lo más difícil. De lo contrario, puedes ser degradado o, en el peor de los casos, perder tu trabajo’.
“[…] Un portavoz de Tesla dijo: ‘Todos los días, se anima a nuestros empleados a innovar y colaborar con otros equipos para mejorar la satisfacción de los propietarios de Tesla y ayudar a acelerar la llegada de la energía sostenible. A cambio, son recompensados con términos y condiciones de trabajo justos.
“Por eso Tesla, como muchas otras empresas, ha optado por no firmar un convenio colectivo. Más del 90 por ciento de nuestros empleados han optado por permanecer en sus puestos, listos para recibir a nuestros clientes en nuestros centros de entrega, centros de servicio y tiendas”.
¿Veremos en el norte industrial mexicano un renacimiento de las correosas corrientes sindicales como las de las secciones 66 y 67 de los metalúrgicos? El compadre Musk parece estar mandando mensajes … El que tenga ojos, que vea … el que tenga oídos, que escuche …