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QUERÉTARO, Qro., 4 de octubre de 2019.-Como una tradición de su familia, desde pequeña Juana Pérez Pascual, originaria de San Ildefonso, Amealco, aprendió a bordar en textiles de manta y algodón con solo observar.
A los ocho años hizo su primer pieza, una servilleta, para lo cual fue supervisada por su mamá, pero hasta los 15 años de edad fue que perfeccionó su técnica manual «a mano y con aguja».
La artesana indígena compartió que elabora su propia vestimenta y también para comercializarla, lo cual antes era complicado porque casi no se vendía, pero hoy en día gracias a los apoyos que les han otorgado y «al trabajo bien hecho» las ventas han mejorado.
Por ejemplo, detalló, puedan tardar dos días para elaborar una blusa bordada y una falda; por tanto, expresó que se debe valorar lo que hacen los artesanos indígenas «porque en cada trabajo se lleva un pedazo de los que elaboramos el producto».
Lamentó que en la actualidad ya se esté perdiendo el interés de las nuevas generaciones por continuar con esta actividad textil.
Por ello, recalcó la importancia de conservar la cultura y las tradiciones.
Acompañada de su hija, de 11 años, Juana Pérez Pascual, obtuvo el galardón en el Premio Estatal de Artesanías 2019 al elaborar un mantel con flores de tres metros y medio.