Líneas Quadratín
ITINERARIO POLÍTICO
¡NO PRESIDENTE, NO FUE
ELECTO A MANO ALZADA!
RICARDO ALEMAN
A lo largo del primer año de la victoria que lo hizo presidente, López Obrador ha dado muestras contundentes de que es un político intolerante, nada democrático y totalmente autoritario.
Y, la mayor prueba del talante dictatorial de Obrador, es la amenaza reiterada, en plazas y pueblos, de que seguirá con las “consultas a mano alzada”, a pesar de que no tienen más valor que el de sus ocurrencias.
Y es que, le guste o no al presidente, la consulta “a mano alzada” no es más que la negación de la legalidad, el rechazo a la cultura democrática y el culto al engaño y la trampa; además de la ratificación del autoritarismo dictatorial del presidente.
Por eso, vale recordar que Obrador llegó al cargo de presidente no mediante una consulta a “mano alzada”, sino gracias a un proceso electoral legal y legítimo; con rigurosas reglas científicas que dejan como ridícula simulación –sin valor alguno–, las consultas que realiza el presidente.
Lo cierto es que en el último año la sociedad en general descubrió que al nuevo presidente poco o nada le importa la Constitución y las leyes que la rigen; mismas que protestó respetar y hacer respetar en su toma de posesión.
Hoy, como también lo establece la Constitución, la Nación entera se lo demanda.
¿Lo dudan?
1.- La tarde y noche de ayer, el presidente encabezó un ilegal y ridículo informe –del primer semestre de su gobierno–, seguido de una fiesta popular que no fue más que un vulgar acarreo, al peor estilo del viejo PRI. La Constitución, como saben, sólo mandata un informe anual del estado de la Unión. Lo peor, sin embargo, es que al circo asistieron integrantes de los poderes Legislativo y Judicial, que son los que debieran impedir esa burla.
2.- En los días previos, el propio presidente pretendió trasmitir el grotesco espectáculo del informe semestral en “Cadena Nacional”, de radio y Televisión, lo cual es ilegal. Luego de la paliza en redes, dio marcha atrás a través de la secretaría de Gobernación.
3.- Y si al presidente no le importan las leyes, menos a Sanjuana Martínez, directora de la Agencia de Propaganda Oficial, motejada como Notimex. Resulta que Sanjuana decretó cambiar las funciones de Notimex y, de ahora en adelante, será la oficina del gobierno de AMLO encargada de la censura previa. El Santo Oficio, pues.
4.- Y, curiosamente el pasado domingo se llevó a cabo la cuarta marcha de repudio a mal gobierno de AMLO. ¿Y, qué creen? Que la casa presidencial ordenó a los grandes medios censurar la cada vez más nutrida marcha. Dóciles los medios la ignoraron, violando principios básicos de libertad de expresión y derecho a la información, consagrados en la Constitución.
5. En días pasados, organizaciones de derechos humanos cuestionaron que Obrador hubiese rechazado el informe de la CNDH y la recomendación de esa institución para restablecer guarderías y estancias infantiles, cuya cancelación significó violar derechos humanos de millones de niños. “¡Es la legalidad, presidente!”, le dijeron en tono severo, lo que ignoró el presidente.
6.- También en días previos, el presidente violentó de manera flagrante la tipificación constitucional de Estado laico. Y es que el credo religioso de su preferencia –los evangélicos–, son oficialmente encargados de difundir “la cartilla moral” de Obrador. ¿Y donde están los legisladores y el Estado laico?
7.- Según la Constitución, la política exterior mexicana debe priorizar la Soberanía Nacional. Sin embargo, Obrador permitió que el sátrapa Trump convirtiera a México en policía migratorio del vecino del norte. Peor, gracias a sus consultas a mano alzada, AMLO justificado el servilismo a Trump.
8.- Por si ya lo olvidaron, el presidente mexicano tiró de manera ilegal el NAIM, lo que llevado a distintos jueces a detener la demolición y la construcción de Santa Lucía, además de que también en forma ilegal pretende construir la Refinería de Dos Bocas y el Tren Maya.
Lo cierto es que resulta extensa la lista de violaciones legales y constitucionales por parte del gobierno de Obrador, lo que confirma que es un presidente déspota, autoritario y nada democrático.
Pero el mayor problema no es el talante dictatorial de Obrador sino la claudicación y complicidad de legisladores y ministros de la Corte, que no son contrapesos sino cortesanos del rey.
¿Quién, en los poderes Legislativo y Judicial, tendrá las agallas para exigirle al presidente el respeto a las leyes y a la Constitución?
¡La Nación lo demanda y lo exige!
Al Tiempo.