Cambio de coordenadas
López Obrador ya destruyó buena parte de las instituciones del Estado mexicano.
Y ahora va por el golpe mortal al INE.
Y es que ya logró la captura de los poderes Legislativo y Judicial, con lo que acabó con los principales “contrapesos” constitucionales.
Ya sometió a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), con lo que su gobierno y sus brazos criminales pueden actuar a placer, sin la “indeseable” acusación de que se violentan los derechos humanos.
Ya convirtió en títere –en vulgar “carnal”–, a la fiscalía general de la República (FGR), instrumento que utiliza a placer para lleva adelante sus venganzas demenciales, mientras que el fiscal general se enriquece al amparo impune del presidente.
Ya tiene el control total de militares y marinos, a los que llenó la boca y los bolsillos con dinero público hasta crear un gobierno paralelo; militarizado y que violenta las libertades básicas.
Ya sometió a las televisoras y a los grandes medios de comunicación, los que de manera vergonzosa disputan en sus pantallas y páginas por el nada honroso “mérito” de ser los más serviles y mentirosos frente a los ciudadanos.
Ya capturó al Banco de México y al INEGI; con los que saqueará las reservas internacionales del Banco Central, por un lado y, por el otro, dará “carta de naturalización” a sus “otros datos”.
Ya engatusó a 6 de cada diez potenciales electores quienes están listos para aplaudir su potencial reelección, a cambio de un plato de lentejas.
Ya sometió por miedo o por terror a los grandes empresarios, quienes en una penosa complicidad callan ante el avance de la dictadura.
Ya sometió a los gobernadores, a punta de recortes presupuestales y amenazas de desatar la violencia criminal en aquellas entidades donde a los mandatarios estatales se les ocurra saltar el redil.
Ya tiene en la bolsa a buena parte del PAN y del PRI; captura que acabó de facto con los opositores.
Ya tiene en prisión a sus principales adversarios, como Rosario Robles –entre muchos otros–; presos políticos convertidos en “castigos ejemplares” para quienes se atrevan a disentir.
Ya sometió –mediante la persecución, la calumnia, la difamación y el terror–, a buena parte de universidades públicas y privadas, en prevención de un alzamiento juvenil. Y es que el dictador mexicano sabe que “allí donde se alzan los jóvenes, florece la semilla de la libertad y del cambio”.
Y ya logró la polarización social, indispensable para mantener adormilados a los pobres, a quienes alimenta con groseras dádivas.
Y si López Obrador ya logró todo lo anterior, sólo le falta someter al INE para consolidar su dictadura.
Y para la captura del INE el presidente mexicano lleva a cabo una grotesca estratagema “engañabobos”, consistente en dejar sin presupuesto al árbitro electoral.
Luego, incapacitado para llevar adelante caprichos presidenciales como “la revocación de mandato”, el INE será acusado de violar la Constitución, de no hacer bien su trabajo y, con ello, de facto se decretará su desaparición.
Pero vamos por partes.
Lo cierto es que los pasos emprendidos por AMLO para destruir al INE no son nuevos.
En realidad lo que hoy estamos viendo los denuncie aquí desde el 31 de julio de 2017 –sí. hace más de cuatro años–, en el Itinerario Político titulado: “¡Gracias dictador Maduro!”.
En esa ocasión dije que el fraudulento proceso electoral que llevó a cabo el dictador venezolano, Nicolás Maduro, era una advertencia de lo que podía ocurrir en México, durante un potencial gobierno de AMLO.
Es decir, que era muy grande la tentación de controlar por completo las elecciones y, con ello, acabar con la democracia.
Regresamos al tema el 26 de noviembre de 2017 –hace cuatro años–, con el Itinerario Político titulado: “Confesiones de un dictador”, en el que analizamos el programa de gobierno de AMLO y en donde dijimos que esa propuesta era imposible de cumplir, sobre todo en materia política, de seguridad, económica y de salud.
Pero también dije que el mayor peligro era que “no parecía realista” ver a un eventual presidente Obrador, sometido a los contrapesos y, sobre todo, respetando la División de Poderes e instituciones como el INE.
El 9 de marzo de 2018 regresé al tema para cuestionar los afanes reeleccionistas “del candidato Obrador”, en el Itinerario Político titulado: “¿Es creíble la no reelección de AMLO?”.
Documenté que en tres décadas, todos los sátrapas del centro y sur del continente prometieron que no se reelegirían y en todos los casos mintieron. Y por eso pregunté: “¿Por qué AMLO sería distinto ya en el poder?”
Más aún, el 4 de mayo de 2018, en el Itinerario Político titulado: “¡La dictadura ya está aquí!”, dije que uno de los objetivos del entonces candidato AMLO, una vez convertido en presidente, sería destruir al INE.
Curiosamente, el 13 de abril de 2019, ya convertido en presidente, López Obrador dijo que concluido el proceso electoral –la elección intermedia de abril de 2019–, enviaría reformas para modificar al INE.
De manera puntual regresé al tema el 19 de junio de 2019 con la siguiente entrega del Itinerario Político, titulado: “AMLO busca matar al INE y matar la democracia”.
Así lo dije: “Durante meses, en este y otros espacios lo advertimos.
“La intención del candidato y luego presidente Obrador es instaurar una dictadura que empezará con el regreso de la reelección presidencial.
“Para lograr ese objetivo, Morena y López Obrador primero planean la destrucción de todo el sistema electoral que se construyó entre 1996 y 1997 y que hizo posible la alternancia en elecciones locales a partir de 1997 y en las presidenciales del año 2000.
“Y fue tal el éxito del sistema electoral mexicano –sistema reconocido en todo el mundo–, que en julio de 2018 permitió la victoria de Obrador.
“Es decir, hasta julio de 2018 las elecciones mexicanas fueron transparentes, confiables, equitativas y garantizaron el postulado maderista de “Sufragio Efectivo” y la alternancia y la pluralidad.
“Sin embargo, la advertencia que hicimos durante años –que Obrador va por una dictadura que empezará con su reelección–, ya pasó de ser una lejana posibilidad hasta convertirse, hoy, en una contundente realidad.
“Y si dudan ayer lo confirmó el propio López Obrador: “primero va la ratificación de mandato y luego los cambios electorales”, dijo.
“¿Qué significa lo anterior?
“En términos concretos se trata de una confesión de parte.
“Y los fanáticos lopistas podrán decir misa pero hoy es realidad que el Gobierno de Obrador intenta desaparecer la democracia; sus instituciones y la confianza ciudadana en el sufragio efectivo.
“¿Y por qué Obrador atenta contra la democracia toda; contra el INE, la certeza, la equidad, la transparencia y certidumbre de los procesos electorales?
“Porque el primer paso de López Obrador para matar la democracia mexicana será precisamente matar todo el sistema electoral –como hoy lo conocemos–, para luego regresar a los viejos tiempos en donde el PRI era capaz de mangonear las elecciones; tiempos en los que no se movía la hoja del árbol del Estado sin la voluntad presidencial.
“En pocas palabras, Obrador y su claque preparan el mayor magnicidio que se haya producido en México; la muerte de la democracia toda.
“¿Recuerdan cuando el PRI de Luis Echeverría impuso al candidato López Portillo –que ya era presidente desde el momento de ser candidato–; recuerdan cuando el PRI de Miguel de la Madrid impuso a Carlos Salinas como presidente mediante la caída del sistema, a través de Manuel Bartlett?
“Pues esos tiempos son el pasado al que López Obrador quiere llevar al país; tiempos en donde el presidente en turno mangoneaba los procesos electorales y decidía al sucesor.
“Sin embargo, existe un peligro mayor.
¿Cuál peligro?
“Poca cosa, que el presidente mexicano prepara el escenario para una reelección indefinida, para instaurar una dictadura tropical al estilo de Cuba y Venezuela que empezará con el engaño de la “revocación de mandato”.
“Y el primer paso para lograr ese objetivo fue limpiar el camino de opositores reales. Por eso el crimen de Estado en Puebla. En efecto, como aquí lo dijimos, cada día son más las evidencias de que el Gobierno federal de Morena acabó con la principal oposición a su proyecto reeleccionista.
“Y ese grupo opositor era, nada más y nada menos, que el de Rafael Moreno Valle y Martha Érika Alonso, la gobernadora de Puebla. Fueron quitados del camino al quitarles la vida.
“Luego sigue la destrucción del INE, de los Oples y del Consejo General. Para ese magnicidio, López Obrador recurrirá al cuento del alto costo del sistema electoral mexicano. Y para convencer a los fanáticos empezarán carencias impensables, como las de energía eléctrica y muchas otras.
“Es decir, López Obrador y Morena –sus gobiernos y legisladores–, llevarán al país a una crisis tal que mucha gente creerá que la única salvación será la reelección indefinida de AMLO.
“Sí, asistimos al magnicidio perfecto; el crimen de la democracia
mexicana toda. Al tiempo”. (Fin de la cita)
¿Teníamos o no razón?
Sí, el tiempo confirma paso a paso lo que aquí pronosticamos.
Al tiempo.