Libros de ayer y hoy
Como buen payaso de circo, el presidente mexicano ensaya nuevos trucos, distintas maromas, espectaculares lances y, sobre todo, saltos mortales de impensable complejidad.
Y el objetivo de tal circo es distraer la atención del “respetable” –con el espectáculo de moda; el domador, el payaso, el trapecista o el mentiroso del circo–, de lo que realmente debe preocupar a los ciudadanos: el fracaso de todo el gobierno de López Obrador.
Por eso, porque lo que importa en el circo llamado 4T es “engatusar al pueblo”, el presidente ensaya supuestos cambios en su “equipo de trabajo”, entre “colaboradores” y, sobre todo, en eso que llaman de manera simpática el gabinete o “los floreros de Palacio”.
Y es que, con los supuestos cambios y enroques entre colaboradores, López distrae a la “legión de idiotas” y, en especial, a los “bobos” que aún creen en sus charlatanerías.
Pero, sobre todo, el mandatario engaña a los “sesudos” analistas que aún creen que Obrador es capaz de entender el tamaño de su fracaso y que un buen día despertará deseoso de cambiar el rumbo del país y poner fin a la ruina de 130 millones de mexicanos.
Lo que no saben los ingenuos que creen que algún día veremos que López cambie, es que el presidente tampoco entiende el refrán popular alusivo al aprendizaje; ese que reza: “chango viejo” no aprende “maroma nueva”.
Y por eso las primeras preguntas.
¿Qué deberá ocurrir para que 20 o 30 millones de incrédulos que votaron por AMLO entiendan el tamaño de su equivocación y su fea pulsión por la estulticia?
Lo cierto es que la realidad y el tiempo –siempre tercos–, parecen imponer sus reglas a las locuras de un presidente que lleva a la ruina a 130 millones de mexicanos.
Y debemos volver a las preguntas
¿Qué significa el reciente despido de incondicionales como los titulares de Hacienda, Arturo Herrera y de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval?
¿Dichos relevos provocarán un cambio radical en la Hacienda pública y en la rendición de cuentas?
Lo cierto es que sólo asistimos a uno más de los engaños del dictador de Palacio; el peor presidente que han tenido México y los mexicanos
¿Y por qué no pasará nada con los cambios y los enroques?
Porque los despidos no son más que parte del circo político y mediático; un nuevo capítulo de la trama “engañabobos” para domesticar a los incautos mexicanos que aún creen que López y su pandilla son distintos.
Y es que el despido de Irma Eréndira Sandoval como titular de la secretaría de la Función Pública es otra de las maniobras presidenciales para distraer la atención de tragedias como la matanza de Reynosa, Tamaulipas; de fracasos como la lucha contra la pandemia, como la recesión económica, y los retrocesos en salud, empleo, educación y, en general, para distraer del gobierno fallido de López.
La señora Sandoval, igual que todos los que han salido del gabinete presidencial; igual que todos los que llegaron y los que llegarán, no son más que vulgares floreros, lacayos, incapaces de pensar por sí mismos.
Peor aún, en el gobierno tirano de López, todos los colaboradores son sirvientes obligados a la obediencia ciega, incapaces de proponer, resolver y menos confrontar al “amado líder”.
Y ay de aquel que se atreva a disentir y a confrontar al “dedo divino” porque le pasará lo que a la señora Sandoval, será echado del paraíso, en donde todos tienen libertad para robar, para mentir y para engañar a los ciudadanos.
Por lo pronto, en las próximas semanas veremos más cambios y más circo; espectáculo como el de la encuesta “engañabobos” dizque para juzgar a los expresidentes; como las rifas que no entregan los premios, como la boba pelea con la clase media y… al final nada habrá cambiado y se acumularán los fracasos hasta que el país termine en ruinas.
Y mientras siguen el circo y las “payasadas” de Palacio, el gobierno de AMLO triplicó el número de muertes violentas, comparado con las muertes en el gobierno de Calderón; multiplicó por diez el número de masacres; endeudó como nunca al país, hizo más pobres a los pobres, creó más desempleo y consiguió que la gasolina y la energía eléctrica subieran de precio.
Es decir, López Obrador no ha cumplido nada de lo que prometió.
Al tiempo.