Líneas Quadratín
En mayo, el gobierno de López Obrador arranca el mes número 30 de su gestión; el mayor desastre nacional en el menor tiempo imaginable.
También en mayo llega “a 600 representaciones” el espectáculo mañanero motejado como “el cuarto de fusilamiento”, en donde el dictador señala a enemigos –de temporal y de riego–, de su gobierno y de su persona.
De igual manera mayo es el mes decisivo para en las campañas “intermedias”, que amenazan con una impensable debacle del partido oficial.
Pero también en mayo aparecen las más pestilentes señales de la descomposición que se vive al interior del partido del presidente.
Y es que el hedor de la putrefacción de Morena ya resulta inocultable para la clase política toda –y para el presidente mismo–, al extremo de que algunos de sus “cruzados” han regresado por sus fueros.
En efecto, “caballeros andantes”, como Porfirio Muñoz Ledo, “cabalgan de nuevo” para encabezar una última batalla contra el partido oficial; en esta ocasión contra Morena.
Sí, por impensable que resulte, el experimentado Muñoz Ledo –de casi 90 años–, “cabalga de nuevo” contra los abusos del poder, contra la antidemocracia del partido oficial, contra una presidencia autoritaria y contra el grupo político que pretende llevar al país no solo al pasado sino a la ruina.
Por eso, el jueves 29 de abril del 2021, Porfirio anunció la creación del Movimiento Democrático de Morena; grupo disidente al interior del partido oficial que busca el respeto los órganos autónomos y a la Constitución.
Según Muñoz Ledo, a partir de hoy se conformará el Frente Amplio en Defensa de la Constitución, y serán convocados académicos, periodistas, jueces, intelectuales y ciudadanos, en general; todos con el objetivo de defender la Constitución y la preservación de los órganos autónomos del Estado mexicano; mismos que pretende destruir el presidente López Obrador.
Se intenta un instrumento ciudadano, al margen de partidos, de la coyuntura electoral y de opositores al gobierno de Obrador, pero que pretende asumir el papel de “tercera vía” frente a la “robotización” del partido oficial.
Así lo dijo Muñoz Ledo: “Se trata de que defendamos la Constitución, reflexionando y haciendo propuestas. Se trata de la defensa de la autonomía de las instituciones como el INE, el INEGI, el INAI y todos los órganos autónomos constitucionales, producto de un avance democrático en el país, que impulsamos muchos sectores”.
Lo cierto es que asistimos a la señal más clara de que el partido de AMLO vive el peor momento de putrefacción; descomposición catalizada por los corrosivos ácidos de la antidemocracia, el autoritarismo y las pulsiones dictatoriales del mandatario mexicano que, a toda prisa. prepara su reelección y una dictadura a la medida.
Pero la podredumbre de Morena parece no tener freno.
En el estado de Querétaro, por ejemplo, la dirigencia estatal del partido oficial impugnó todas las candidaturas a puestos de elección popular que había palomeado la dirigencia nacional.
¿Y cuál fue la razón de la impugnación?
Que todas las candidaturas de Morena, en Querétaro, fueron impuestas desde Palacio. Pero hay más.
Cada vez son mayores y más claras las señales de un rompimiento entre la gerencia de Morena, en manos de Mario Delgado y el dueño del partido, “el señor” de Palacio. El problema, en ese caso, es el fracaso de Delgado en la contienda electoral en curso, en donde todo indica que rendirá malas cuentas.
Por eso, el rompimiento se debe entender como un distanciamiento entre López Obrador y su preferido, Marcelo Ebrard, el Canciller al que cada día le creen menos en Palacio.
Pero tampoco ahí termina la crisis de Morena.
En días pasados, cuando Obrador debió citar a su dizque “intelectuales orgánicos”, no mencionó al otrora aplaudidor de cabecera. John Ackerman.
Más aún, de manera nada casual, desde Palacio se filtró la especie de que el gobierno federal había reservado por 5 años toda la información de los títulos académicos del Ackerman, lo cual no fue desmentido por “Juanito”, como lo motejan en las alturas del poder.
¿De dónde salió la pugna contra Ackerman? ¿Por qué cayó de la gracia del poder presidencial?
Elemental; resulta Ackerman, junto con su esposa, Irma Eréndira Sandoval, alimentaron la guerra política y mediática contra Félix Salgado Macedonio, el amigo del presidente y a quien el INE y el Tribunal Electoral retiraron la candidatura al gobierno de Guerrero.
La otrora “pareja preferida de Palacio” cayó la desgracia por cometer el “pecado capital” de retar al “señor de Palacio”.
Y es que “la pareja preferida” hizo todo por derribar a Salgado y por imponer como aspirante al gobierno de Guerrero a Amílcar Sandoval, hermano de la titular de la Secretaría Función Pública.
Por eso, en breve la “pareja preferida” quedará en la orfandad; sin la Secretaría de la Función Pública, sin el favor de ser parte “del intelecto” de Palacio y sin candidato en Guerrero.
Pero tampoco es novedosa la corriente democratizadora que construye Muñoz Ledo en Morena. En realidad, Porfirio repite la historia que encabezó al interior del PRI en 1986 cuando con Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez, Carlos Tello Macías, Rodolfo González Guevara y otros, creó la entonces Corriente Democrática del PRI.
Luego, en 1987, ante el destape de Carlos Salinas como aspirante presidencial del PRI, Porfirio encabezó el Frente Democrático Nacional y en diciembre de ese año renunció al PRI, para impulsar la candidatura presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas.
Pero lo más curioso es que en su carta de renuncia al PRI, Muñoz Ledo se queja de lo mismo que hoy.
Así lo explicó aquel 15 de diciembre de 1987, hace más casi 35 años: “Hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance para sacudir la conciencia del partido y modificar su equilibrio interno a favor del proyecto constitucional y el rescate de la soberanía. Fuimos agredidos y marginados. Nos vimos precisados a transitar de una actitud crítica a otra disidente, hasta promover abiertamente la oposición progresista a efecto de honrar nuestras convicciones”.
La historia se repite hoy en Morena, casi 35 años después que Muñoz Ledo abandonó el viejo PRI.
Sí, Morena se pudre y Porfirio “cabalga de nuevo”.
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