Libros de ayer y hoy
A 45 días de las “elecciones intermedias” y de los comicios más grandes, numerosos y concurridos, crecen las señales de que el partido en el poder está frente a su mayor tragedia, si no es que su destrucción prematura.
Y las señales salen del propio López Obrador, el dictador que ya no guarda las formas para “manosear” la elección y convertirse en el principal promotor de los aspirantes de Morena a distintos puestos de elección popular.
Sin embargo, parece que nadie está interesado en advertirle al tirano que la tragedia de Morena se acelera conforme López pasa del natural nerviosismo al inocultable cinismo; como cuando dijo que su derecho a meterse en la elección está por encima de cualquier ley; de la Constitución misma, o cuando convirtió la vacunación en un espectáculo clientelar y electorero.
Pero las señales del olor a la derrota aparecen con mayor claridad cuando todo el aparato del Estado –y del partido oficial--, se vuelca para avalar reformas desesperadas, enmiendas demenciales y flagrantes violaciones a la Carta Magna.
Señales como las apresuradas reformas a la subcontratación; como la ilegal e inconstitucional prórroga a la presidencia del ministro Arturo Saldívar; como la contrarreforma a Sistema Penal Acusatorio –que pretende salvar de la persecución de los ladrones de Morena en el futuro–, y la enmienda al vapor para modificar la Fiscalía General.
Es decir, la premura en sacar reformas y leyes “a destajo” y al “vapor”, no es más que la confirmación de que el dictador Obrador, su partido y sus legisladores se apresuran “a esconder el cochinero” de sus gobiernos en prevención de la derrota que viene.
Y el olor de la derrota es aún más intenso si le agregamos dislates como el de la senadora de Morena, María Merced González, quien en sesión virtual de la Cámara Alta dijo que al presidente “le interesa cuidar” las elecciones de Nuevo León y Jalisco.
Es decir, se confirma que el principal “mapache” electoral se llama Andrés y se apellida López Obrador.
Pero crece el olor a derrota si analizamos la debacle que se avecina en la capital del país, en Veracruz, Nuevo León, Chihuahua, San Luis Potosí, Baja California y Baja California Sur… entre otras entidades en donde la debacle de Morena y sus candidatos ya es un secreto a voces.
Sin embargo, tampoco es nueva la versión de que en Palacio conocen bien la tragedia que se avecina en las elecciones del próximo 6 de junio, que podrían ser las últimas con Morena como fuerza hegemónica.
Y es que, si hacemos memoria, recordaremos que apenas el pasado 13 de abril del 2021, en el Itinerario Político titulado: “AMLO ya huele la derrota”, dijimos que horas antes, López Obrador había dado señales de que percibía el olor de la derrota.
Así lo dijo el dictador la mañanera del lunes 12 de abril: “no hay problema si nuestros opositores ganan, si el pueblo así lo decide… dicen que si tienen mayoría en el Congreso nos van a quitar el presupuesto, pero no es tan fácil; (sic) namás les recuerdo que el Ejecutivo tiene la facultad de veto y es una facultad legal…”.
¿Qué significó tal advertencia?
En efecto, que el presidente sabe que no tiene “los momios” electorales a su favor y que olfatea la derrota. Por tanto, amenaza con imponer su “santa voluntad”, a pesar de lo que digan los electores en las urnas.
Pero también es cierto que la amenaza “con el petate del muerto”, es un recurso recurrente del dictador Obrador.
Por ejemplo, el 11 de marzo de 2018, aquí documentamos –en el Itinerario Político titulado “¡O gano o el caos!”–, que el entonces aspirante presidencial amenazó a banqueros y empresarios con el caos si perdía la elección presidencial.
Así lo dijo, con todas sus letras: “Si hay fraude –en las elecciones de julio de 2018–, me voy… pero a ver quien amarra al tigre”.
Una amenaza que ya avisaba lo que veríamos tres años después, en abril del 2021; la dictadura de Obrador.
Curiosamente, aquel 11 de marzo de 2018 así concluyó el Itinerario Político: “los mensajes de López Obrador no lo ven y menos los escuchan sólo quienes cierran los ojos y los oídos.
“AMLO dice que habrá violencia social si lo derrota la democracia.
“¿Y qué dice ahora el intelecto mexicano, ciego y sordo a las pruebas de que un solo hombre intenta destruir la democracia mexicana? ¿No es Obrador un peligro para la democracia mexicana? Al tiempo”.
Lo anterior lo advertimos el 11 de marzo de 2018 y hoy es 23 de abril del 2021.
Sí, a poco más de tres años de distancia, el tiempo nos dio la razón, una vez más.
Al tiempo.