Los límites de la complacencia
¡AMLO, COMO “VARGUITAS”, MUTILA LA CONSTITUCIÓN!
Es la terca realidad.
Como saben, el presidente López Obrador quería una nueva “Ley Eléctrica”, a costa de lo que fuera.
Por eso dictó a sus asesores las principales directrices de una nueva legislación que permitiera regresar el monopolio eléctrico a la CFE.
Al conocer los detalles, todos los asesores jurídicos le dijeron a López que su reforma era violatorio de la Constitución.
“No me importa…”, les dijo el presidente, y aseguró que aún así sería aprobada en el Congreso.
Por eso, Obrador ordenó de manera pública a sus lacayos del Congreso que no debían quitarle “ni una sola coma” a su delirio eléctrico.
Y serviles –incapaces de defender la Constitución y sus leyes–, los diputados y senadores de Morena no quitaron una sola coma al capricho de López.
Lo que siguió fue un escándalo; distintos jueces, sobre todo Juan Pablo Gómez Fierro, concedieron hasta 28 amparos provisionales contra la citada reforma, ya que es violatoria de la Constitución.
¿Y cuál fue la respuesta del presidente?
Sí, como si viviera en una sátira política, López Obrador dijo que si la Constitución es obstáculo para su capricho de reforma eléctrica: “¡entonces vamos a modificar la Constitución!”.
¿Les recuerda algo la escena anterior?
¿Recuerdan la película “La Ley de Herodes”?
¿Recuerdan que es una sátira política que ridiculiza la corrupción y la estupidez de gobernantes y políticos del viejo PRI?
¿Recuerdan que el personaje central es el presidente municipal de un pueblo imaginario, caracterizado por Damián Alcázar, en el papel de Juan Vargas, al que motejan como “Varguitas”?
Pues resulta que hoy, la terca realidad emparentó al ignorante y estulto presidente “Varguitas”, con el presidente López Obrador.
Sí, la escena de la exitosa película de Luis Estrada parece haber sido escrita para el presidente mexicano de hoy.
Y sí, la única diferencia son los nombres del personaje principal y del pueblo del que es presidente. Así, por ejemplo, en la realidad mexicana de hoy, el presidente se llama Andrés Manuel y se apellida López Obrador.
Y en la sátira de “La Ley de Herodes”, el mandamás se llama “Juan Vargas” –al que motejan como “Varguitas” –, y es presidente municipal del imaginario pueblo llamado San Pedro de los Saguaros.
En la película –sátira escrita y dirigida por Luis Estrada y estrenada en 1999–, “Varguitas” es un ignorante llevado al poder de manera fortuita, en donde rápidamente pasa de ser presidente municipal a representante de los Poderes Legislativo y Judicial.
En pocas palabras, “Varguitas” encarna al “dictador bananero”; al gobierno unipersonal, al “dictador de pacotilla”.
Y es que en su delirio de poder sin límite –enfermo de poder absoluto–, “Varguitas” no sólo rompe la división de poderes, sino que en las escenas fundamentales de la sátira política se avienta la puntada de cambia a su antojo la letra de la Constitución, lo que incluso sorprende a los políticos de altos vuelos de los años 50, en los que se ambienta la película.
En efecto, a la vuelta de los años, la “Ley de Herodes” pasó de ser una demoledora sátira política, a la delirante premonición de lo que viven México y los mexicanos de hoy, con la llegada de la dizque izquierda al poder presidencial.
Y resulta de risa loca que hoy, al gobierno de López Obrador le queda “como anillo al dedo”, la película de Luis Estrada.
Y sí, el presidente mexicano, López Obrador, es el mejor interprete de “Varguitas”, el político más conservador, ignorante, autoritario y corrupto de los tiempos del populismo de los años 50 del siglo pasado, personaje curiosamente encarnado por el lopista más lacayo, Damián Alcázar.
Y, en efecto, si nos atenemos a la cronología, al gobierno de López le queda “como anillo al dedo” la “Ley de Herodes”.
Y es que todas las mañanas, con López Obrador, los mexicanos tenemos poco para escoger.
Todas las mañanas le aplica a los ciudadanos la “Ley de Herodes” …
“¡O se chingan o se joden!”.
Al tiempo.