Cambio de coordenadas
El siguiente refranero popular es conocido de manera casi universal:
“¡le gusta saludar con sombrero ajeno!”
Se refiere, como saben, a las mujeres y los hombres que alardean de
logros ajenos.
En rigor, se trata de una modalidad de hurto que, en casos extremos, se
penaliza en casi todo el mundo.
Y vale el tema porque el presidente mexicano es un usuario frecuente
del “sombrero ajeno”, del que se apropia –de tanto en tanto–, como parte de su ya reconocida patología de la mentira.
Y el caso más reciente del uso abusivo “del sombrero ajeno” por parte
de Obrador, lo vimos cuando Marcelo Ebrard, presumió como iniciativa del
gobierno, un acuerdo entre los grupos empresariales, Insud y Limont, con
Astra Seneca y la Universidad de Oxford –quienes desarrollaron la vacuna-, y la Fundación Slim, del exitoso empresario mexicano, Carlos Slim.
Resulta que esas cinco entidades privadas firmaron un acuerdo para la
producción, financiamiento y distribución –en México y América Latina–, de la vacuna contra el Covid-19; producción que ya arrancó en Argentina.
Según el acuerdo, el grupo empresarial Insud producirá el agente activo
de la vacuna, mientras Limont realizará el empaquetado y distribución.
Todo financiado por Carlos Slim, cuya fundación correrá con el costo de la vacuna.
Como saben, dicho acuerdo se hizo público cuando el gobierno mexicano –a través de Marcelo Ebrard–, lo presentó como un logro propio, lo que debió ser desmentido por Hugo Sigman, director del Grupo Insud, quien explicó que en el acuerdo no participó gobierno alguno.
Lo simpático del tema es que muchos mexicanos se percataron de engaño antes, incluso, de que una de las partes decidiera descalificar la participación de gobierno alguno, en el acuerdo.
Y es que en la memoria de muchos ciudadanos aún están frescos otros casos vergonzosos en los que el presidente mexicano no sólo ha saludado “con sombrero ajeno” sino que abiertamente ha pretendido engañar a la sociedad.
Lo más cuestionable, sin embargo, es que al tiempo que el presidente hace suyos logros que, en rigor, no le pertenecen, su gobierno queda exhibido como incapaz de cumplir la responsabilidad de Estado que le compete. Y es
que, en los hechos, la iniciativa privada suple las responsabilidades del Estado.
Y, mientras todo eso ocurre, afloran las contradicciones propias de un gobierno plagado de improvisados e irresponsables.
¿Por qué?
Porque la claque lopista, que por décadas satanizó la fortuna de Carlos Slim, hoy parece obligada a aplaudirlo, mientras que las poderosas farmacéuticas extranjeras, que también satanizó AMLO, hoy serán las encargadas de salvar vidas y hasta de salvar al propio gobierno mexicano.
Pero hay más. Otros groseros engaños de Obrador –otro “saludo con sombrero ajeno”, es el uso maniqueo y mentiroso de las remesas que mandan a sus familias en México, los indocumentados que trabajan en Estados Unidos.
Como saben, los mexicanos que laboran allende las fronteras mandan a sus familias en México un promedio de 36 mil millones de dólares anuales, cantidad de la que toman su “moche” las empresas de mensajería.
Pues resulta que en repetidas ocasiones, López Obrador ha presumido, como logro de su gobierno, no sólo las remesas, sino el monto de las mismas y que no se haya desplomado, a pesar de la pandemia.
Como queda claro, las remesas no obedecen a una lógica de gobierno y menos a una política pública sino que, al contrario, son posibles por la evidente responsabilidad personal de cada uno de los mexicanos que han sido empujados para trabajar fuera del país.
A pesar de ello, López Obrador insiste en presumir como logro de su gobierno la existencia de las remesas, su monto y, sobre todo, que llegan de manera directa a donde deben llegar; las familias que menos tienen.
Pero tampoco es todo. Otro caso del uso abusivo del “sombrero ajeno”, es el precio de la gasolina.
Como todos recuerdan, el candidato López Obrador prometió que en su gobierno no se elevaría el precio de la gasolina; que no habría “gasolinazos”.
Cuando cayó el precio internacional del petróleo –y por tanto el precio de la gasolina–, a causa de la pandemia, AMLO presumió, como logro de su gobierno, la baja en el precio del combustible. Hoy, sin embargo, cundo sube el precio de la gasolina, AMLO inventa ridículos pretextos.
Y, por si fuera poco, apenas en días pasados, Obrador presumió que en la noche de El Grito de Independencia –la noche del 15 de septiembre–, sería distinta.
¿Por qué?
Porque prometió que habría contingentes marchando en la plancha del Zócalo, con antorchas encendidas, en medio de la noche.
¿Pero qué creen?
Que hace casi un siglo, la “marcha de las antorchas” la promovió el dictador Benito Mussolini y luego las copio el criminal Adolfo Hitler.
Así López Obrador y el fantoche “saludo con sombrero ajeno”.
Al tiempo.