Libros de ayer y hoy
Ya no hay duda.
El presidente mexicano está seriamente enfermo.
Y no, no sólo hablamos de los severos problemas cardíacos, de obesidad y la inocultable mitomanía que López Obrador exhibe en la Cadena Nacional llamada “mañanera”.
En realidad, los mayores y más graves problemas de salud que aquejan al mandatario mexicano es que bastaron 20 meses de ser el centro del poder, para dejar ciego, sordo y, sobre todo, lelo.
Pero tampoco es lo más grave.
Los hechos confirman, todos los días, que los mismos males que afectan al presidente –la mitomanía, la sordera, la ceguera y la estupidez y hasta la soberbia–, ya son una epidemia que ha enfermado a todo su gobierno, al partido Morena, a sus legisladores y, sobre todo, a la claque intelectual y periodística de AMLO.
Sí, a querer o no, todos en el nuevo gobierno –desde el presidente, hasta el más humilde lopista–, están ciegos a la realidad, sordos ante la gritería por el escandaloso fracaso de su gestión, son mitómanos al tratar de explicar la derrota moral y, sobre todo, han recurrido a la estupidez y la soberbia, como política de Estado.
La enfermedad de la ceguera es evidente todos los días, pero, en especial, se agudizó el fin de semana, cuando el presidente mostró que su realidad es distinta y distante a la realidad de la mayoría de los mexicanos.
En un mensaje grabado en la Biblioteca de Palacio, Obrador dijo que su gobierno atiende “esa terrible enfermedad que ha causado mucho daño, mucho dolor y mucha tristeza, y se ha perdido la vida de más de 50 mil mexicanos”.
Sin embargo, y a pesar de los crecientes número oficiales de contagios y de muertes –cifras manipuladas y que son por lo menos tres veces mayores–, López aseguró que la pandemia “va disminuyendo y se están salvando muchas vidas, con el apoyo de los médicos y trabajadores del sector salud…”.
¿Quién le informa al presidente?
Está claro que vive una realidad distinta a la realidad de las ya casi 55 mil tragedias provocadas por el Covid-19; que no es capaz de ver el fracaso de la estrategia de su gobierno y está claro que poco o nada le importa la vida de los ciudadanos.
Y es que el presidente mexicano padece no sólo una ceguera aguda sino una sordera total, aunada a la fea condición de “lelo”. Y es que, en el mensaje de fin de semana, López también habló de la crisis económica que su gobierno provocó y que se catalizó por la pandemia.
Aún así, López dijo que su estrategia económica está dando buenos resultados y que la crisis económica pronto quedará atrás, porque “las benditas remesas” no se han caído.
De nuevo el extravío presidencial de la realidad; una realidad que muchos resienten pero que el presidente no ve, no escucha y menos entiende.
Pero ayer lunes todo el país fue testigo de la gravedad y la profundidad de los padecimientos presidenciales; todos vimos la ceguera, la sordera, la mitomanía y al extraviado un presidente lelo.
En su conferencia mañanera, AMLO criticó a todos los medios, incluso a sus aliados –y a todos los periodistas críticos–, porque han cometido el acierto de colocar, como tema central, la muerte de 55 mil ciudadanos a causa de la pandemia y del fracaso de la estrategia del gobierno de AMLO.
Enojado, dijo: “…tenemos a toda la zopilotada, buscando elementos para cuestionarnos; porque ni eso los detiene…. En vez de actuar de manera solidaria, quisieran que nos fuera mal.
“Ahí ven a Reforma, diario, a El Universal; tantos muertos, contando todos los fallecidos… es como su nota principal.
“Y eso es lamentable… y lo mismo las radios y las televisoras; “ya México ocupa el tercer lugar de muertos en el mundo… ayer perdieron vida 300 mexicanos más… ayer crecieron los infectados en un número de 5 mil 200 personas…” ¡y no se digan las columnas, los articulistas, muy lamentable!
“¿Y por qué esta actitud…? Por lo que explicaba, no les gusta el cambio, pero eso sí, mucho negocio, mucho dinero” Hasta aquí la cita.
¿Qué significa la expresión anterior?
¿Habrá entendido López Obrador que con su crítica a los medios y a los periodistas que cuestionan sus fracasos, lo único que consigue es el mejor elogio posible a un medio o a un periodista?
En efecto, es tal el extravío presidencial, de la realidad, que López no entiende que cuando pretende insultar a los medios y a sus críticos, en realidad les regala el mejor elogio posible; el elogio del poder al trabajo periodístico certero y puntual; a la crítica demoledora por el fracaso del poder.
Lo cierto, en el fondo. es que, asistimos a los estertores de un presidente y de un gobierno enfermo; un López Obrador enfermo de poder; ciego y sordo ante un fracaso de escandaloso; fracaso que lo llevó a perder la razón.
Por eso aparece como lelo, extraviado, mal vestido y grotesco –el solitario de Palacio–, en el supuesto homenaje a las víctimas de la pandemia.
¿Quién será el valiente que se atreverá a decirle al presidente que debe buscar atención médica, inmediata; que deba buscar cura a la ceguera, la sordera, la mitomanía y, sobre todo, a la pérdida de la razón, al extravío de la realidad?
¿Dónde están los que pedían que Felipe Calderón buscara ayuda por un supuesto alcoholismo? ¿Dónde están los que aseguraban que Fox consumía Prozac? ¿Dónde los que a diario le endilgaban enfermedades a Peña?
Las enfermedades de López Obrador no son un juego. Los hechos lo confirman todos los días.
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