Los límites de la complacencia
¿Quién mata a un juez?
¿Por qué una mano criminal llega al extremo de ordenar quitarle la vida, de manera violenta, a un juzgador?
¿De qué tamaño es el poder que ostenta el autor intelectual de la muerte de un juez, como para enfrentar, de manera violenta, al poder del Estado?
¿De qué tamaño es la impunidad de la que gozan las bandas criminales mexicanas, en el gobierno de López Obrador, para que un jefe mafioso ordene matar sin pudor, no sólo a un juez, sino a su esposa?
¿Por qué razón, el gremio de los juzgadores, igual que el de los periodistas –entre otros gremios–, están bajo fuego de las bandas criminales?
¿Por qué aquí preguntamos sobre los motivos del crimen de un juez, ultimado el pasado martes, por sicarios que dispararon contra él y su esposa?
La razón de acudir al método de la pregunta es elemental; porque en la respuesta a tales interrogantes encontraremos la autoría intelectual no de uno, ni dos, sino de cuatro jueces asesinados en 19 meses, del gobierno de Obrador.
Sí, por si no lo saben, en el gobierno de AMLO han sido asesinados cuatro jueces, 22 periodistas, casi 60 mil mexicanos de manera violenta y casi han muerto 20 mil mexicanos por Covid-19.
Sí, a querer o no, el de AMLO es el gobierno de la muerte.
Pero vamos por partes.
1.- Si han asesinado a cuatro jueces en 19 meses, en un gobernó como el de Obrador, lo primero que debemos ponderar es que el Sistema Judicial mantiene viva una parte fundamental de anticuerpos, como la independencia, a pesar de que por orden presidencial se les retiró la escolta a los jueces.
Si, a los jueces se les quito la escolta. Aún así, queda claro que no todo el sistema está podrido. De lo contrario, no se habría producido el crimen de ninguno de los cuatro jueces.
2.- Y es que el crimen de un juez o de un periodista es producto de una venganza criminal, ante la imposibilidad de someter al juzgador o de callar al periodista, por los métodos clásicos de la corruptela.
En pocas palabras, quien ordena asesinar a un juez o un periodista, no sólo cobra venganza, sino que anula la “justicia” o consigue la “censura”.
3.- De igual manera, el crimen de un juez o un periodista también son un poderoso mensaje ejemplar. Y todos los jueces y los periodistas saben quién manda y qué le pasa al que no obedece.
4.- Pero en cualquier parte del mundo matar a un juez y/o a un periodista no es un tema menor. Un crimen de esa naturaleza requiere, por lo general, un poder capaz de contener y/o pactar con las fuerzas del Estado.
5.- Y aquí “todo hace sentido”. O, si se quiere, aquí es “donde la puerca tuerce el rabo”. ¿Por qué?
Porque las principales bandas criminales mexicanas no sólo le tomaron la medida al gobierno de López Obrador –luego del apapacho al “Cártel de El Chapo”–, sino que el candidato Obrador debe costosas facturas ya que tomó dinero negro de esas bandas criminales.
6.- Y es que el crimen de un juez y/o de un periodista tampoco son sólo una venganza o un intento de censura. No, también son un mensaje al poder presidencial en turno.
¿Qué le debe el presidente Obrador al jefe del “Cartel Jalisco Nueva Generación”, al mítico “Mencho”, como para que el cobro de la deuda sea en la vida de un Juez federal y de su esposa?
¿Qué es lo que no ha cumplido AMLO a favor de “El Mencho”, para que la respuesta criminal haya sido el asesinato de un juez federal?
7.- En el fondo, lo que estamos viendo es el cobro de facturas de las bandas criminales, como la de “El Mencho”, a un gobierno que no cumple lo prometido.
8.- Y es que aquí lo dijimos apenas el martes pasado; una fuente militar nos confirmó que el fin de semana último, fuerzas castrenses capturaron a “El Mencho” y, por orden presidencial, lo dejaron en libertad.
Pero resulta que “El Mencho” no perdona y la respuesta a esa captura y posterior liberación habría sido la orden de asesinar a un juez federal.
9.- En pocas palabras, resulta que el gobierno de AMLO es rehén de los grupos criminales; mafias a las que no habría cumplido lo pactado y, por tanto, mandan los únicos mensajes que conocen; los mensajes de muerte.
10.- Pero queda una pregunta pendiente. ¿Quien brinda protección a los jueces y a los periodistas; quién brinda protección a los ciudadanos, en general, cuando el gobierno ha sido cometido por las bandas criminales?
Lo cierto es que, en el gobierno de López Obrador, los ciudadanos estamos solos; solos ante el crimen, solos ante el desempleo, la pobreza, la enfermedad y la pandemia.
El de López Obrador es lo más parecido a un naufragio; es el grito de un capitán que por su impericia llevó su barco al fondo del mar: “¡sálvese quien pueda”!.
Al tiempo.,