Líneas Quadratín
Para cualquier ciudadano atento a la información cotidiana, no es nuevo que espacios críticos del gobierno de Obrador –como Itinerario Político y La Otra Opinión, entre otros--, son blancos preferidos de los fanáticos lopistas
Tampoco es nuevo que el autor de esos espacios –Ricardo Alemán--, es uno de los “clientes preferidos” de esa “jauría babeante” que desde el poder orquestan reiterados intentos de censura y ataques a la libertad de expresión, ordenados por el gobierno de Obrador.
Incluso, el pasado 6 de mayo del 2020 se cumplieron dos años de la más salvaje persecución --en redes y digitales--, lanzada contra un periodista crítico de Obrador, en México.
En ese 6 de mayo de 2018, por instrucciones de AMLO, un tuit de dos palabras: “¡les hablan!”, fue manipulado y distorsionado hasta llevarlo a tendencia mundial, en el mayor linchamiento que se recuerde, en México, contra un periodista.
A partir de entonces, no paran los ataques, persecución, linchamiento, difamación y calumnia contra Ricardo Alemán; contra sus espacios y sus opiniones, todos ellos ordenados desde el gobierno de López Obrador.
Lo sorprendente –y ridículo, si no fuera porque atenta contra libertades básicas, como la de expresión--, es que el pasado mes de abril del 2020, la página La Otra Opinión rompió todas las marcas de ataques anónimos que pretendieron tirarla y sacarla de circulación.
En efecto, en los 30 días de abril del 2020, La Otra Opinión recibió casi 15 mil ataques –14 mil 690--, de los cuales 12 mil 653 salieron de algún lugar de Estados Unidos, 566 de Italia, 508 de Alemania, 243 de Francia y 724 de otros destinos del mundo.
¿Qué significa que un espacio de opinión –como La Otra Opinión, de Ricardo Alemán--, sea víctima de casi 15 mil ataques a lo largo de 30 días? ¿Quién es capaz de financiar tal cantidad de atentados para tirar, pretender callar o censurar un modesto espacio digital que sólo aporta ideas criticas sobre el gobierno de AMLO?
Y es que, de acuerdo con los sistemas de monitoreo de La Otra Opinión, el mes de abril registró una cantidad récord de ataques –como ya se dijo, casi 15 mil, en 30 días--, lo que significa, en promedio, 500 ataques al día; 21 ataques por hora o, si se quiere, un ataque cada 3 minutos.
Está claro que asistimos a una campaña sistemática de intentos de censura que, día a día, semana a semana y mes con mes, muestra una tendencia al alza. Por ejemplo, respecto de marzo del 2020, los ataques del mes de abril se elevaron en 8 por ciento y así, de manera simétrica.
¿Qué es lo que intentan censurar, callar y ocultar, tanto el presidente Obrador, su vocero y quienes financiar esa persecución brutal contra las opiniones críticas, vertidas en ese espacio?
¿Es tan importante lo que aquí se dice, cuestiona o lo que se opina en éste modesto espacio digital, como para financiar un ataque de tal magnitud; como para que el gobierno de AMLO decida pagar servicios especializados de atacantes activos, de manera permanente y creciente, en todo el mundo?
Lo cierto es que existe una sincronía perfecta entre el objetivo central de “La Otra Opinión, de Ricardo Alemán” y la preocupación oficial por censurar las voces críticas de un gobierno que, apenas a 17 meses de iniciado, ya ocupa un lugar de privilegio entre los gobiernos fallidos del mundo.
¿Y cuál es esa sincronía?
Que, al tamaño de la caída de la popularidad de AMLO, es del mismo tamaño del crecimiento de la exigencia social por los espacios periodísticos críticos, como “La Otra Opinión, de Ricardo Alemán”.
A su vez, el tamaño de la crítica al gobierno fallido de Obrador es del mismo tamaño de los esfuerzos oficiales por implantar la censura en los medios críticos mexicanos; prensa, radio, televisión, redes y digitales.
Y si dudan, las pruebas están a la vista de todos.
Hoy las “benditas redes” ya son “las malditas redes”; hoy nada detiene la caída de la popularidad de AMLO y, e sentido contrario, el repunte del rechazo a su gobierno; hoy “los aliados complacientes” son “los traidores críticos” y poco a poco son más los arrepentidos de votar por AMLO.
Sin embargo, existe un gran peligro; el momento en que la sociedad le diga a Obrador un tajante: “¡basta!”.
Entonces vendrá la verdadera tragedia y el único recurso posible para Obrador será el mismo de los tiranos; el mismo de Díaz Ordaz; el recurso del “gorilazo” militar, contra la democracia.
Y cada vez estamos más cerca.
Al tiempo.